28 de diciembre de 2011

Me van a operar y traigo el ánimo por los suelos.

    Quiero ofrecer una disculpa por no haber publicado nada ayer martes. Por medio de mensajes me han estado preguntando por qué no lo hice, pero es que mi ánimo está por los suelos por una doble mala noticia.
     Dicen que estoy en la edad de los nuncas: a mí nunca me había pasado esto; a mí nunca me habían hecho esto otro.
     Tengo cuarenta y cuatro años, un corazón fortísimo, casi indestructible; toda mi vida he estado en competición de algún deporte.
     Los futbolistas me lo decían: no te vayas al squash, te vas a despedazar las rodillas. Fue tal mi apasionamiento por ese deporte que desatendí esos consejos. Comencé siendo tercera fuerza dentro de mi club perdiendo torneos; acabé siendo campeón estatal de segunda y ya jugador de la primera fuerza.
     Anteayer y ayer estuve con dos médicos cirujanos especialistas que trabajarán conmigo en equipo.
     Uno es un traumatólogo del deporte que me va a operar los meniscos de la rodilla derecha, destrozados dice, por jugar en canchas de squash sin duela de madera. ¿El diagnostico? Fragmentación y calcificación de meniscos, ¿La recuperación? Estaré sin hacer ejercicio seis meses… devastador.
     El segundo especialista que me intervendrá, es un cirujano proctólogo. Siempre he sido desordenado para alimentarme a pesar de que mi cuerpo, por las enormes cantidades de ejercicio, me pedía que me alimentara bien y tomara mucha agua. Estaré sin poder sentarme bien quince días y comiendo solo dietas líquidas por lo doloroso y arriesgado que será… pero imposible seguir así. Todo se paga.
     Escribo hoy, porque me queda claro que los problemas que yo tengo no deben de afectar el transcurso de estas publicaciones. Publico esto también, por que siempre he sido sincero y no hay nada de que avergonzarme. Me prometí sacar uno cada martes y aunque no fue ayer, y para salir del paso, éste es el de esta semana
     La semana que entra seguramente tendré mas detalles.
Perdón y gracias.

20 de diciembre de 2011

De Noches Buenas y Navidades.

LOS MEDINA.
     Ellos llegaban unos días antes que nosotros, eran los primos del DF que solo veíamos una vez al año, pero que no se requería mas para que la química, el cariño y empatía brotaran a raudales en cuanto nos saludábamos.  A los cinco minutos estábamos corriendo por toda la casa de mis abuelos. Eran nuestros primos segundos.

     La sala de mis abuelos era enorme… ¡y no cabíamos en ella! Tenías que andar esquivando obstáculos, no fuera que pisaras uno de los miles de regalos que estaban a los pies del arbolito. Bueno, seguramente  no eran miles, pero era un enorme y maravilloso tiradero de regalos.  El perímetro del arbolito de Navidad era inmenso.

     -¡A cenar! –Gritaba un adulto.

     -¡Primero los regalos! –Gritábamos todos los niños.

     ¿Quién ganaba?... Ahí  nos tenían a unos ocho niños embuchándose de prisa el seco pavo, el agradable espagueti, el ponche y la deliciosa ensalada de manzana con crema endulzada. Deben de saber que a mí desde chiquito, el pecado de la gula en festividades, me preocupa tanto como si Rodolfo el reno pisara una hormiga.

     -¡Ya acabamos! ¿¡Podemos abrir los regalos!?

     -¡No! Esperen a que todos acabemos y nos sentemos en la sala.

     ¡Y la espera era eterna! Que el ponchecito, que el cigarrito… los adultos lo llaman (ahora llamamos) sobremesa. ¡Ashhhhh! Y como no teníamos Wii porque no había, nos íbamos a las cocheras a jugar. Sí había Ping Pong, pero mis padres decidieron que no era una buena maquina para nosotros y nunca nos la compraron, era enajenante dijeron. Por fin se paraban hartos de nuestras suplicas de cada cinco minutos en lo que jugábamos en las cocheras y regresábamos.

     -¡De abuelita para Rafita!

      Y bueno, lo mío era gula hasta para abrir los regalos. ¿La mejor Navidad de mi vida? Cuando me regalaron ¡tres balones de fútbol! Después era acabarnos las rodillas jugando partiditos toda la semana.

     También añoro al tío Miguel despierto desde temprano, matamoscas en mano, acabando con cuanto bicho se encontraba en los ventanales de la cocina. A su esposa, la tía Titina, que debido a una embolia no media sus fuerzas y nos daba unos abrazos llenos de amor pero que nos dejaba el cuello adolorido… Ella fue reina de la feria de San Marcos. A mi inseparable primo Carlos… Los tres ya están en la otra dimensión.

     Años después, el Niño Dios nos trajo unos infumables Sleeping Bag en la mañana, cuando le habíamos pedido un rifle de postas. Ese fue el día que me entere sabe de qué del Niño Dios y… Adiós las mañanas del 25 de diciembre.



LOS ARELLANO REYES.

     Tuve a la mejor abuelita del mundo y de la historia. Así la veía yo. Mi abuelita Chabela. Delgadita, chiquita, cabello completamente blanco y sonriente, siempre sonriente.  Era la aglutinadora. Siempre hubo una pugna para ser el más querido de ella; no recuerdo quien ganaba en eso, pero creo que era mi hermano Alejandro.

     Las Navidades las pasábamos en casa de mi tía Chabela rodeados de primos hermanos. Haciendo cuentas, éramos once, casi todos de la misma edad. Esa casa también fue entrañable. Chavelita y Ramón eran los anfitriones siempre y nunca defraudaron. Allí era más convivio que regalos: buñuelos recién hechos allí y el infaltable olor a ponche por toda la casa. Mi papá era feliz allí por que era el consentido de todos. Las navidades en esa casa eran maravillosas, y nunca me he cansado de decírselo a mis tíos. Ahora creo que soy yo el consentido de todos… creo.



     La Noche Buena de 1989 (tengo que contarlo porque pasó en esa fecha), uno de mis hermanos y yo, quedamos de juntarnos  con unos amigos después de terminado el festejo. Nos juntaríamos en un terreno de uno de ellos. Yo le había regalado a mi papá una bata de baño blanca con rayas verdes, la traía puesta cuando nos despidió esa noche.

     -Venga chavos –nos dijo–, échense esa liebre (así dicen los cazadores) y regresen lo mas temprano que puedan. Hasta mañana.

     Esas fueron las ultimas palabras que le oí, a la mañana siguiente se iría de este mundo a acompañar a Dios.
Aun yo tengo la bata conmigo.


¡FELICIDADES Y BENDICIONES EN ESTA NAVIDAD!


13 de diciembre de 2011

La bondad tiene nombre propio: María.

     La bondad tiene nombre propio: María. 
     Es diciembre y el corazón esta limpio. Los otros once meses de año está entre ligeramente manchado y completamente percudido… pero es diciembre. Hay que hablar de las cosas bellas de la vida.
     Algunos mexicanos nos reunimos en torno a ella, todo el año estamos con la mente en ella y es en diciembre donde ella se luce.
     La bondad tiene nombre propio: María.
     Todos la queremos porque ella quiere a todos. Todos anhelamos estar bajo su mirada amorosa que, por otro lado, ella no la niega a nadie. Cuando alguien se equivoca, no reprende con fuerza, intenta poner paz y perdona. No sabe de rencores. Llora lo mismo de dolor que de alegría. En ella no cabe una sola acción en su vida que no esté motivada en el amor. No hay nada opaco en ella. Intenta incluso tomar culpas ajenas si con eso es capaz de llevar paz a sus amados. Nunca se queda con un “Te quiero mucho” en la boca, lo saca con la misma necesidad con la que los demás respiramos… y lo demuestra en cada cosa que hace.
     La bondad tiene nombre propio: es María, le dicen Mariquita y es mi suegra.
     No conozco a ninguna otra persona que tenga, según yo, su pasaporte de entrada al Cielo en regla. Si en el Cielo hay plena justicia, a ella la recibirán con honores por la puerta V.I.P.
     En diciembre se celebra la única festividad que respeto completamente. Disfrutaré la Navidad con nuestra María… como es ella… por la alegría de vivir.

6 de diciembre de 2011

Los acólitos ladrones.


     No se por qué, pero lo hice. Un domingo hace unas tres semanas, el sacerdote de la iglesia donde acostumbramos ir a misa los domingos no tenía acolito. Yo me di cuenta hasta que el padre fue caminado por el cáliz para ponerlo sobre el altar. Ya era media misa. Agarré al Rafita por el cuello, a Malusita por el brazo y que me los llevo conmigo; me veían como diciendo “Y ahora ¿Qué te picó?” Le di a la Malusita una canasta para que pidiera limosna.
     -¿Qué hago? –me dijo angustiada.
     -Ya has visto como se hace… hazlo.
     Ya estábamos frente a todos, no podía negarse. Afortunadamente llegó una señora que le dio las instrucciones precisas. Me subí con el Rafilla a la parte del altar, justo cuando el padre acababa de hacer su oración a la ostia y usaría el vino y el agua. Le di a mi hijo la charola con los líquidos y le dije que se acercara al padre, esperara las vasijas y se regresara. Pobre, estaba temblando. Se regresó con una cara de alivio, satisfacción y alegría, que me dejó a mi muy contento.

***

     Yo tenía unos ocho o nueve años y me daban envidia; estaban allí, paraditos, ayudándole al padre y siendo parte de la misa. Un día, cuando terminó la misa del domingo, me armé de valor y me acerqué.
     -¿Puedo venir a ayudar a la misa? –Le pregunté al señor que parecía que mandaba.
     -Sí, vente mañana a las siete para decirte lo que hay que hacer. –Me respondió amable. Salí corriendo feliz.
     El lunes me recibieron los acólitos “veteranos” y me “bautizaron”. Pipe y Manuel me llenaron de “perjumito”: Agua, leche y loción que tenían en el frasco unos dos meses “añejándose”. Olía espantoso y ese día no pude acercarme a ayudar, solo ver. Cuando el padre Tomás acabó la misa, me dijeron que fuera a saludarlo ya a presentarme. Lo hice y al olerme me preguntó:
     -Ya te bautizaron ¿verdad? Hueles a “perjumito”. Bienvenido. –Me dijo revolviéndome el cabello.
     Estuve yendo casi a diario durante unos seis años. Era yo un acolito de la Divina Providencia de Venustiano Carranza. El párroco de la iglesia era el padre Madrazo, un cura ya muy anciano, hombre de muy buen humor. Siempre que acababa la misa, le teníamos que llevar los canastos de las limosnas hasta su oficina. Confiaba mucho en la gente. El ambiente era muy bueno como es costumbre en niños de esas edades. Los primeros días fueron de aprendizaje. El jueves no fue ningún otro y me tocó hacer la misa a mi solo. ¡Graduado! Llegó el viernes y comenzó el trabajo duro. Había dos bodas ese día. Para los que no conocen esa iglesia por dentro, les informo: Atrás, debajo de la escultura del Padre que esta encima del altar, que antes era de color natural y que ahora esta horrorosamente pintada de colores, hay un sótano; en ese sótano se guardan las alfombras que poníamos a los padrinos y a los novios en el frente. Había que subirlas y ponerlas; subir también los reclinatorios y las sillas de padrinos y novios. Para esas celebraciones nos teníamos que vestir de “monaguillos”, muy lindos con nuestra sotana que tenía unas hombreras rojas y nuestro cinturón también rojo; acompañábamos al padre a recibir a los novios hasta la puerta con el depósito de Agua Bendita y el hisopo o aspersorio con el que se les recibía. Cuando la misa acababa, y para recibir los novios de la que seguía, inmediatamente salíamos a barrer el pasillos de honor que quedaban lleno de flores, las alfombras de padrinos y novios, y después… nos íbamos tres a “barrer” la entrada, uno muy cerca del novio, otro cerca del papá del novio y el tercer cerca del papá de la novia, viéndonos entre nosotros, vestiditos de monaguillos. A una señal entre nosotros, nos acercábamos al que le estábamos haciendo marca personal.
     -Señor (Al novio) ¿no nos da una propina para los que le adornamos la iglesia para su boda? -¡Demagogia pura!
     Y azótate con la lana, y como tenia enfrente a la noviecita, pues a quedar bien. O como los papas de los novios estaban con los amigos, que estos no pensaran que había miseria. El chiste es que casi todos “cooperaban”. Nos repartíamos las propinas el sábado en la noche, cuando ya no habría más bodas en el fin de semana. Con parte de ese dinero, nos turnábamos domingo a domingo para que alguien de nosotros disparara las frutas después de la misa de 1:30 pm el domingo en el carrito que se ponía en la esquina de la iglesia. Esa misa la daba el padre Madrazo. Como todo en el sistema de libre mercado, había fines de semana que no sacábamos ni un centavo de propina, pero el gusto por la fruta del domingo lo teníamos muy arraigado. ¿Qué hacíamos? Bueno pues… la oficina del padre Madrazo estaba lejos… teniamos las limosnas en nuestras manos... íbamos solos… las frutas estaban apetecibles… “trabajábamos” como locos… y pues… ¡pero solo era lo justo para comprar las rebanadas de sandia y ya…! ¡Nadie nos veía…! Bueno, ningún ser humano de carne y hueso…  ¡Me acabo de acordar que nunca confesé ese pecado! Ya me imagino al confesor: “Hijo mío, robar está mal, ¿a quien le robaste?” ¡Ni maíz! Se que las treinta y seis horas de arresto en el purgatorio nadie me las quita ya.
     Los martes nos quedábamos media hora después de que cerrábamos, hasta que oíamos el timbre del padre Madrazo. Nos llegábamos hasta su oficina y nos sentábamos los tres con caras de angelitos.
     -Muchachos, aquí tienen lo de su semana. –Y nos daba $30.00
     ¡Que desvergonzados éramos! Pues con todo y nuestra desvergüenza, con ese dinero nos íbamos a cenar a un pequeño restaurante que estaba cerca de la iglesia o unas hamburguesas. Fue también un lindo tiempo.

***

     -Mira mijo –le dije al Rafita-, ahora ponte esta toalla en el brazo, con la mano derecha toma el agua y con la izquierda toma la vasija; ve con el padre, va a poner las manos arriba de ella y le tienes que echar agua, después espérate a que se seque y te vienes.
     Mis tres mujeres veían la escena desde abajo contentas. Malusita estaba muy engreída por haber recogido la limosna. Le guiñé un ojo. Allí nos quedamos arriba. Las campanadas de la consagración las di yo, Rafita no se animó. Le dije como tomara la charola de la comunión y donde se la pusiera a la gente. “Como si fuera una cuchara cuando comes”.
     -Acompáñame papi. –Me dijo suplicante.
     -No, eso te toca a ti, yo ya lo hice muchas veces. Mantén siempre la charola en su lugar, después llévasela al padre al altar para que él la limpie.
     Ni remedio. Acompaño al padre abajo… ¡pero agarró mal la charola! Nada que hacer ya. Solo vi que al pobre le estaba costando cada vez mas trabajo llevar la charola al cuello de las personas, se estaba quedando sin fuerzas. Afortunadamente terminó sin incidentes y le dio la charola al padre y se fue conmigo.
     -Ahora llévale solo el agua y él te va a poner el cáliz, le pones agua hasta que él te diga, recoges la charola y te vienes.
     Esto paso sin contratiempos. Cuando el padre armó el cáliz, lo mandé para que lo recogiera; el chaval estaba tomado confianza ya al final; el saber que yo lo dirigía le ayudó.
     Casi al finalizar la misa, el padre le habló y le hizo que le fungiera de atril para dar la bendición final. A mi eso nunca me gustó, pero al Rafilla sí. Ni hablar. Se acabó la misa y nos bajamos. Él iba muy contento.
     -Papi, ¡Te acuerdas de todo!
     Y yo... Feliz.


I N V I T A D O.
    
     Y sí, era natural. Como dijo mi comadre Alicia, "algún día me tenía que tocar". Hay otra persona que es natural que esté en estas entregas de los viernes. ¿Aventuras juntos? Por cientos. Mi compadre-hermano Germán Margain Parra.



29 de noviembre de 2011

Recuerdos Cinegéticos

     Pasaba por Pedro Julio a las 5:00 am los domingos y manejábamos hasta nuestro destino. Llegábamos casi al amanecer por un muchachillo de nombre Miguel de unos doce años y nos íbamos los tres hasta el rancho. Armábamos y cuando ya se veía el camino andado (que así se dice), comenzábamos a caminar. Allí todo era quietud y silencio. Caminábamos uno al lado del otro y Miguel atrás de nosotros. Atentos, expectantes, sabiendo que lo que hacíamos muy poca gente lo hace y lo disfruta.
     De pronto pasaban frente de nosotros los motivos a los que habíamos ido allí y comenzaba lo serio.
     ¡PUUUMM!
     No hay nada comparable al olor de la pólvora en la mañana. Mucha gente dice esto y tienen razón. La escopeta de mi papa es una Calibre 12 de bombeo, vieja pero firme, que deja el hombro adolorido a quien se atreve a usarla. Fue de él. La tengo desde que mi papá se fue y ahora es mía y es la que yo usaba. Nadie más la podía usar. La que le prestaba a Pedro es una Browning nueva cal. 12 automática de tres tiros; y la del muchacho una alemana de martillo calibre 410… escopeta de niño.
     La afición por la caza siempre ha estado arraigada a la familia y es algo que también se vive cuando a uno le gusta lo taurino. Mi familia Arellano siempre estuvo ligada a lo cinegético y los Medina a lo taurino… irremediable que yo saliera tan salvaje.
     Hablar de cómo nos iba en la cacería es divertido: siempre son mentiras y exageraciones, así que trataré de ser lo mas objetivo. Son solo anécdotas de algunos momentos que pasaron estando de cacería.

El padre Manzo.
     Con Juan Manzo Coytl, el Padre Manzo, salimos un domingo temprano mi ahora compadre Germán y yo, nos fuimos los tres de “cacería”. Nos llegamos hasta los alrededores de Santa María del Rio, S.L.P. a un charco en el que no llegó casi nada. Llevábamos una estupenda escopeta cuata (de dos tiros con dos cañones) calibre 12 propiedad del padre. Les disparamos a unas cuantas palomas sin lograr bajar ninguna. De regreso al carro del padre yo llevaba el arma, pero íbamos sin trofeos en las manos y casi en la orilla de la carretera, antes se podía hacer eso y no lo acusaban a uno de sicario. Delante de nosotros pasaron raudas unas codornices que se escondieron detrás de una piedra de unos cuarenta centímetros de alto; cargué la escopeta y apuntando, me fui acercando… en cuanto la linda codorniz asomó la cabeza… después le di la escopeta a Germán y fui por el trofeo y seguimos caminando. Cuando alcanzamos al padre, le enseñamos el trofeo.
     -Muy bien, ya valió la pena el día. Ya no disparen, estamos cerca de la carretera. –Nos dijo.
     Pero la escopeta aun tenía un cartucho en la recamara y de pronto que se oye otro disparo… y a un Germán estupefacto. El padre lo mira y sin enojo, viendo la cara de espanto que tenía Germán, le dijo:
     -¿Se te fue el tiro verdad? –German asintió- ¡Pendejo!

El reten y la familia.
     Acá en Aguascalientes había y hay retenes militares de regreso del rancho. La vez que nos tocó que nos parara uno como a las dos de la tarde, la escena fue de divertida. Paramos, y detrás de nosotros, pararon a otros carros. Nos preguntaron si traíamos armas, obviamente contestamos que si. Atrás de nosotros venia una familia con niños como de diez años, a la que también detuvieron de rutina. Nos pidieron que les enseñáramos nuestras armas y que sacáramos nuestros permisos. Los permisos que da el ejército para los cazadores son de transportación, no de portación que no se los dan a nadie, nadie tiene permiso de portar un arma, solo los escoltas. La escopeta de mi papá había que armarla; mientras lo hacía Pedro, yo les mostraba las otras dos que no son desarmables y los permisos. Hubo un momento en que el padre de familia que estaba esperando a que nos liberaran para pasar, por que el reten era de un solo carril, les avisaba a los niños para que vieran, posiblemente por única vez en su vida, armas reales. Los niños tenían unos ojotes como platos viendo la escena.

El culatazo.
     Hubo una vez, que el muchachillo Miguel quiso usar una escopeta calibre 12. Le presté la Browning y le quité dos cartuchos, así no podía disparar mas que un tiro; apuntó a una paloma posada en una rama, disparó y que comienza a sangrar… Miguel, la escopeta le reculó y le dio un golpazo en la nariz que hizo que le saliera sangre y le lloraran los ojos. Ahí nos tienen a Pedro y a mí consolándolo mientras por arriba estábamos riéndonos.

A taparse.
     Estábamos en un pequeño lago artificial y había patos en el centro. Mandamos a Miguel del otro lado para que allá disparara, asustara a los patos y nos los encaminara hacia nosotros. Se fue sigilosamente, salió a descubierto y disparó al aire para arriba… ¡en dirección a nosotros! No había peligro de lastimarnos, a lo más recibiríamos las municiones sin fuerza cuando vinieran de regreso. Ninguna nos pegó, solo se oyeron alrededor de nosotros. Cuando calculamos que todas habían caído, levantamos la vista para ubicar a los patos… Ya iban muy lejos.




I N V I T A D A

     Esta semana me vino a la mente Cynthia Chávez para invitada del blog. Ella, como Lily Ruiz vive en Zacatecas capital. Dice que “trabaja”, si se le puede llamar trabajo a tener contacto permanente con los libros, y por encima de eso… ¡le pagan!

22 de noviembre de 2011

Andando VI ¡A Madrid!

    Salimos de Algeciras rumbo a Jerez de la Frontera. Bonita ciudad, donde están los orígenes de Domecq y Tío Pepe. Allí me tocó ver que unos viejitos le hacían la parada a un autobús. Se acercaron a abordar, y la señora de bastón que iba a subir primero le dijo al chofer.
     -No alcanzo a subir. –Y el chofer bajó el camión neumáticamente. La señora se acercó mas.- ¡No subo! –Le volvió a gritar amablemente.- ¡El chofer ladeo el camión hasta que le quedó una ligera rampa a los señores! Subieron, enderezó el camión, lo levantó de nuevo, y no se movió hasta que TODOS se hubieran sentado. ¡Igualito que en México!
     Llegamos a Chipiona de mañana a visitar a unos amigos, allí estaríamos una noche. Tenían ellos a una niña chiquita que calmó en parte mis ganas de abrazar cuerpecitos. Me fui solo a la playa. También esa playa estaba muy larga del malecón a la orilla del mar. Me explicó el que vendía las Cocas, que en esa parte del Mediterráneo el mar se alejaba por las mañanas, pero que en la tarde la marea subía y quedaba una pequeña franja de playa. La vi y me di cuenta que alguien, en algún momento ¡había construido un corral de piedras que de noche el mar inundaba! ¡Pero que brutos! Me dio pena preguntar y evidenciar la estupidez del dueño. A la mañana siguiente, después de desayunar, fui de nuevo a la playa a tomarle una foto al corral y llegué hasta una de sus paredes. Allí dentro estaba el dueño. Tenía en sus manos una cubeta casi llena de pescados y había otras cinco mas ya llenas cerca de donde yo estaba. ¡Los estaba recogiendo con las manos! La marea alta inunda de agua el corral, cuando la marea baja, deja atrapados a miles de peces dentro de él. ¡El hombre solo camina hasta donde brincan y los mete a las cubetas! ¡Por Dios! Apenado conmigo mismo, le tomé la foto al corral.
     Salimos a Sevilla, de donde son originarios estos amigos. En la noche salimos a “tapear”, estupenda manera de comer de los andaluces. Caminamos y nos metemos a un bar, que allá abundan; en el primero pedimos una cañita (vaso de cerveza) y una tapa de “Jabalí al Whiskey”, comimos, pagamos y nos salimos. Nos llegamos a otro, cañita y tapa de “Tostadas de espárragos verdes”, pagamos y salimos. En cada uno pedíamos la especialidad de la casa y cada tapa es una delicia, y como estábamos caminando, las cervezas no hacían mucho efecto. Total, comidotota y por solo el equivalente a unos $150.00 por persona. Delicioso. Fuimos a ver el Alcázar, la Catedral de Sevilla. Pasamos al barrio de Triana. En “El Mesón de la Infanta”, otro bar, y como dormía solo, me pedí una tapa de ajos descorazonados. En la mañana del día siguiente, nuestro amigo nos dejó solos en su departamento con algunas recomendaciones.
     -Salgan a andar otra vez por donde anduvimos anoche –nos recomienda-, diviértanse y regresen para la siesta.
     Ya había oído que los andaluces son gente perezosa. Evidentemente yo no iba a perder mi tiempo en una siesta.
     Salimos a la avenida de la Argentina y desayunamos unos deliciosos montaditos con un chocolate espeso, ¡calorías para todo el día! Atravesamos el Guadalquivir y llegamos a la Torre del Oro, que alberga a un museo naval y que fue construida en 1220. Nos pasamos a la Plaza de toros de La Maestranza, la más taurina de las plazas en España. Nos fuimos a la Catedral de Sevilla que, como buena antigua mezquita, tiene su patio de los naranjos. Dentro me encuentro con una mega sorpresa: ¡La tumba del histórico Cristóforo Columbus! Fue una linda sorpresa. Subimos a la Giralda, el campanario que mide más de cien metros y alberga a veinticuatro campanas, todas ellas bautizadas cada una con el nombre de algún santo. Salimos y era hora de comer, sentados, esperando un taxi, vimos que el termómetro de la parada del camión marcaba ¡43ºC! Nos quedamos viendo Marcela y yo… ¡A la siesta!
     Dejamos Sevilla rumbo al norte con la idea de pasar por Córdova. Llegamos a media día y nos metimos a la Mezquita Catedral de Córdoba. Uffff mas de dos hectáreas de una antiquísima construcción (¡Casi cinco canchas de futbol reglamentarias!) que inició su construcción hace mas de 1,200 años. Tiene, como buena mezquita, su patio de los naranjos. Es una construcción inmensa en la que prevalece el estilo arábigo, con alrededor de ¡850 columnas! En el centro están las capillas de la parte cristiana.
     Construida después de que los moros le robaron a los cristianos la basílica de San Vicente para destruirla y comenzar a construir su mezquita. ¡Un robo de los moriscos! Durante el Emirato de Córdoba y el Califato de Córdoba, la mezquita logró un esplendor que la colocó como la segunda más grande del mundo, solo detrás de la de La Meca. Pequeño detalle, la “qibla” u orientación con respecto a La Meca esta equivocada, por lo que desde entonces quedó imposibilitada para el Salat, que son las cinco oraciones que los musulmanes tiene que hacer diariamente. Casi cinco siglos después, paso a ser la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora a manos del reino español… ¡Un robo de los cristianos!
     Córdoba es una ciudad de arte por doquier debido a las tres culturas que dejaron huella en ella: romanos, moros y cristianos. Fue una ciudad inmensamente prospera y eso se ve en su mezquita (musulmán), sus templos (cristiano) y en su planeación primitiva (romana). Al igual que Sevilla, Córdoba se abastecía del rio Guadalquivir, que aquí lo cruza un puente de hace 2,000 años que es impresionante… o mas.
     Salimos rumbo a Madrid. Prendo el radio y me entero de que el Atlético de Madrid jugará esa noche en el Vicente Calderón… ¡En tres horas! Las autopistas libres en España son una maravilla, acelero y me mentalizo a llegar al partido ¡Es mi ultima oportunidad de ver futbol en Europa! Marcela se duerme y aprovecho eso, a esta velocidad llegaré a Madrid en unas dos horas y media. Conduzco a casi 170 Km/h. en un estupendo coche. Como casi sé que mi tercer hijo va a ser hombrecito y futbolista, ya me imaginaba contándole esa fantástica experiencia y pensando en eso… que mando el partido al carajo, de que sirve, pensé, jugármela a esta velocidad si es muy probable que nos matemos por un partido mas en mi vida, ya tengo mucho que contarles. Lo oí por la radio, y ganó el Atleti. Llegamos a la capital española de noche a dormir, a la mañana siguiente partimos a la última parte del viaje: Londres, Brujas y Paris.
     Me despierto a las ocho en el mesón y me baño; se mete a bañar Marcela por que iremos a desayunar en el restaurante “Jamaica” de la Puerta del Sol. Prendo la tele y me entero de que la ETA tronó una bomba en estacionamiento de la terminal dos (T2) del aeropuerto de Barajas destrozándolo por completo. Mientras veo las escenas, le pregunto a mi mamá si sabe de qué terminal saldremos a Londres. Sale, revisa los boletos y me dice alarmada.
    -¡A la T2! Y allí también debemos entregar el carro antes de irnos.
     ¡Adiós desayuno! Sacamos las maletas y nos metemos en el estacionamiento de la calle Venecia por el carro y nos vamos a Barajas. Entramos al aeropuerto y lo que esperaba, ¡no hay paso a la T2! Hay un policía grande y panzón y me bajo a preguntarle pensando en que me va a mandar al demonio por la crisis en la que están sumergidos.
     -Amigo, tengo que dejar este carro rentado en la T2 y después abordar a Londres en el viaje de mi vida, ¿Qué hago? –Le dije fingiendo desolación. Y contra lo que me esperaba, me dijo tranquilo y hasta muy amable.
     -Mire, salga a la carretera, busque un teléfono y explíqueles su situación y que le orienten. –Me contestó en un tono cordial y hasta enojado con los de Europcar que ni la debían, poniéndose él en mi lugar. –Ellos le resolverán el problema. Y mire, para que se regrese, atraviésese aquí por el jardín que yo no veré nada. –Me dijo cómplice.
     Salí a la carretera y ahora si iba a mas de 150 Km/h buscando un claro en la carretera para meterme a buscar un teléfono… Y que me rebasa una camioneta de Europcar a 160 Km/h y que le doy a 170 Km/h para ahora yo rebasarla a ella. En el ínterin, le digo a Marcela que me pase la póliza de renta del carro. Cuando rebaso la camioneta, saco los papeles mostrándoselos y con las direccionales me indica que me “orille a la orilla”. Le explico lo mismo a él.
     -Mira, te retornas en el próximo retorno y le das rumbo a Zaragoza, cuando pases Barajas te vuelves a retornar ahora con dirección a Madrid, te metes en donde dice Terminal Aérea de Carga y allí encontraras una bodega de Europcar, ellos te solucionaran todo.
     Me despido agradecido y me subo al carro. Le doy igual, 170 km/h pidiéndole a Dios haber entendido bien… cuando pasa la camioneta de Europcar frente a mi y me pide que la sigua. Feliz yo siguiéndola. Hizo él todo lo que me recomendó y cuando pasaba por las bodegas de su trabajo, solo me señaló con la mano donde debía de meterme. Me metí.
     -Mamá, metete a arreglar todo, deja le doy las gracias al amigo este.
     No hubo oportunidad de hacerlo, en cuanto llegué caminando a la orilla de la bodega, él se estaba marchando. ¡Por Dios! ¡Se desvió de su trabajo solo para que yo no perdiera mi viaje! Le dejé veinte dólares y un escrito de agradecimiento, pero el no se los esperaba, solo ayudó por ayudar. En el mismo carro que llevábamos, nos llevaron a la T1 para que de allí nos fuéramos caminando a los mostradores de la T2. Cuando ya en la T2, el dependiente de Halcón Viajes vio a una pareja corriendo con cara de prisa, se acercó.
     -¿Rafael?
     Le quitó la maleta a mi mamá y corriendo nos llevó… ¡hasta las puertas del avión! Llegamos cinco minutos antes del despegue.
     No perdimos nada, ni tiempo ni maletas. Salimos a Londres a tiempo. Para esta etapa del viaje ya me había dado cuenta de que los españoles saben que su principal industria es el turismo y la miman como miman a su familia. En cosas de turismo y hospitalidad, son simplemente extraordinarios los españoles.


INVITADA.
     El pasado fin de semana largo, tuvimos, mi familia y yo, la fortuna de disfrutar de una parte de nuestro grupo de amigos, faltó Germán y su familia. Estuvimos en San Miguel de Allende con Ángel y los suyos. Y de allí vino la idea de que mi comadre Alicia Núñez tomara el turno de este próximo viernes. Ella es pues, la que me va a hacer el favor de ser mi invitada con una publicación suya.

15 de noviembre de 2011

El cáncer de próstata y Agustín .


ENERO 2010
     Año con año, en invierno, hay promociones en los laboratorios de Aguascalientes para que los hombres se hagan el obligatorio examen de próstata. También incluyen otros exámenes como el de orina, el de glucosa, etc.
    En enero del 2010 tomé la decisión de llevarme a un muy buen amigo que por lo demás, es ranchero y por lo mismo, muy bravo. Sabiendo eso, fui por los envases para el examen general de orina y se los llevé a su esposa la tarde del día anterior. Estos serían a las 7:00 am
     -No le digas nada del frasco hasta en la mañana cuando se despierte, para que pueda dormir bien. –Le dije a ella.
     Llegué a las siete en punto y le pité, ya sabía la que me esperaba… y pasó. Salió de su casa hecho un energúmeno, realmente muy enojado.
     -¡Pinche Rafita hijo de la Chin…! ¡Me la hiciste cabrón! ¡Ya sabes que a mi estas pendejadas no me gustan infeliz!
     -Ya Agustín, no me regañes, es por tu bien. –Le decía yo riéndome divertidísimo a pesar de que realmente él estaba furioso conmigo. Me reí aun más al ver su muestra para el examen de orina… ¡por vergüenza estaba casi vacio!
     -¿De que te ríes hijo de la rechi…? ¡Siquiera di que me salió algo cabrón! ¡Me tardé como diez minutos en el baño para poner eso aquí! ¡Y que digan que les fue bien a estos babosos!
     El trayecto de su casa al laboratorio se siguió igual, yo “disculpándome” con él, y él llenándome de maldiciones y mentadas de madre.
     Por ser en invierno, íbamos perfectamente arropados con nuestras chamarrotas. Llegamos al laboratorio y nos recibió una joven muy amable. Ella percibió de inmediato que mi amigo iba enojado.
     Comenzamos el papeleo.
     -¿Nombre?
     -Rafael Arellano.
     -¿Edad?
     -42
     Se volvió al Agustín.
     -¿Nombre?
     -Agustín Martínez.
     -¿Edad?
     -40
     Y que estallo en una carcajada que hizo que la señorita se asustara y el Agustín me volteara a ver furioso.
     -¡Ahora resulta que eres mas chico que yo! –Le dije.
     -¡A ti te vale madres eso! ¡Y no te metas en lo que no te importa! ¡La señorita me pregunto a mí! Póngale 40 años señorita y no le haga caso a este fulano que no sabe nada.
     -Enséñale tu credencial de elector a la señorita.
     -¡Que te ocupes de tus pinches cosas! Y aparte, ya me acordé de que no la traigo, si no sí se le enseño. –Dijo tranquilo sonriéndole a la señorita.
     -¿Quién pasa primero?
     -Yo amiga. –Dije comenzándome a quitar la chamarra.
     -¿Qué estas haciendo cabrón? ¿Por qué te encueras méndigo? ¿A dónde hay que pasar?
     -Es que el examen importante es el de próstata, y ese lo checan en la sangre.
     Pobre Agustín, el saber que le iban a sacar sangre lo dejó mudo. Pasé al cubículo de toma de muestras donde apenas cabíamos la muchacha y yo. Yo sentado de frente el pasillo en el que estaba Agustín que veia la operación de extracción de sangre. Vio como me ligaban el brazo y me ponían el frio alcohol. No aguantó, mejor se fue a sentar a la sala de espera que estaba contigua a la sala de toma de muestra. La muchacha estaba muy contenta con las escenas que le habíamos regalado Agustín y yo. Me sacó sangre en dos pequeños tubos de ensayo y terminó conmigo. Dolió como duelen las inyecciones, casi nada. Ella se incorporó para salir, pero le hablé bajito para que mi amigo no me oyera.
     -Amiga, no me hagas caso de lo que voy a hacer ahora, ¿ok? –Le dije.
     -Si. –Me contestó alegre. Y que comienzo mi teatro.
     -¡Hay! ¡Deprisa! ¡Hay hay hay! –hice mas de cinco exclamaciones más de un dolor fingido lo más cercanas a la realidad. Ella se tapó la boca para no soltar una carcajada. Al final solté un lastimoso.- ¡Hay güey!
     Salí del cubículo con la mejor cara de dolor que pude hacer y moviendo el brazo para “calmarmelo”. Me senté sin dejar de moverme el algodón frenéticamente.
     -¿Pase Señor?- Se dirigió a Agustín.
     -Vas. Ándale, no es mucho muy doloroso. –había que seguir machacando.
     Él se quitó la chamarra pero no habló. No lo podía hacer. Me imagino que enmudecido pensando lo doloroso que había sido para mí. Se metió. Y que comienza el calvario real. Me acerqué a oír.
     - Permítame señorita. –Le dijo a ella. Lo oí respirar y exhalar- Ándele pues, con cuidadito. ¡Hay! ¡Shhhhh! ¡Hay güey! ¡Rápido, rápido! ¡Hay! ¿Otra? ¡Ándele pues señorita! ¡De prisa!
     Cuando acabaron, la señorita, que se había portado muy profesional, salió rápido del cubículo, le urgía irse a reír lejos de nosotros. Agustín salió.
     -Pinche Rafita, pero me cae que no me la vuelves a hacer, me dolió un chingo, mendigo.
     Ya para entonces, pasado el “trago”, estaba yo otra vez burlón. La señorita regreso ya en su papel de seria.
     -Entonces, para mañana a medio día ya tengo aquí sus resultados por si quieren pasar a recogerlos.
     Al día siguiente yo fui el que pasó por los resultados de los dos: Salimos bien en todo. Se los lleve a su esposa. Le conté todo lo de el día anterior.    
     -Entonces es por eso que trae un moretón de casi todo el codo. –Me dijo riéndose.

ENERO 2011
     Le llevé el frasco a la esposa de Agustín un día antes, como el año anterior. Pasé por él a las 7:00 am, pero ahora iba acompañado de otro amigo al que le dije y accedió sabiendo que es por su bien. Pité. Salió la esposa.
     -¿Qué crees Rafita? Una de las niñas le dijo que habías venido ayer, y hoy se salió desde las seis de la mañana, que su papá le había hablado.
     -¿Le habló?
     -¡Jajajajaj! No.
     Y nos fuimos nosotros solos.
     En el de este año el paquete del antígeno prostático venía con un electrocardiograma, en el cual me salió una afectación cardiaca que contaré mas adelante.

AMIGOS HOMBRES: Mas allá del desmadre que armé con este amigo y de que la situación realmente pasó, es necesario hacernos cada año el examen del antígeno prostático; es estúpido morir por no querer saber si estamos enfermos o no. Ya no es como antes que los doctores usaban guantes de látex y lubricante para explorarnos… ¡y que bueno! Conozco un señor que después de que le hicieron un tacto prostático en la mañana, fue ese mismo día a pedir ocho opiniones diferentes… Y acabó poniéndole un depa al primer doctor que lo exploró. ¡Que fidelidad!
Cuidemos de nosotros mismos.

COLABORACION: Después de ver el éxito del articulo de Lily Ruiz, “La Capilla Sixtina de México”, quedé convencido de que fue un acierto. Seguiré con esto. Solo avisaré al nuevo "colaborador" el martes para que publique el viernes. Éste viernes invito a un amigo que se encuentra lejos y que nos vendrá bien que nos cuente algo: Gerardo González González desde U.S.A.

8 de noviembre de 2011

¡El viernes se acaba el mundo!



     La semana pasada estaba leyendo el diario. Después de leer los horóscopos para saber como me iría ese día, me topé con una noticia me dejó helado:

"EL VIERNES 11-11-11 SE ACABARÁ EL MUNDO."

    ¡En tres días!
     Me entró una angustia que no había sentido desde hace muchos meses y comencé a sudar frio dentro del coche. Ya lo había leído hacía un tiempo, y según yo ya estaba preparado.
     Recuerdo que fui con una terapeuta con ángeles que me prometió contactarme con mi ángel guardián. Me dijo que el mío era el Ángel Anauel. Yo no estaba muy convencido y se lo dije. Mi guardián debía ser el Arcángel Rafael, no un angelucho cualquiera, faltaba más, no por nada era tocayo mío. Me miró condescendiente, me dijo que tenía yo razón, me cobró solo media consulta y me acompañó hasta la puerta del consultorio. Estaba tan convencida de mis razones, que se encerró a meditar sin distracciones porque en cuanto salí, atrancó por dentro la puerta.
     Cuando llegué a mi casa y abrí la puerta, me di cuenta de que ésta apuntaba hacia el noreste y eso no me gustó. Había oído algo de Feng Shui en el radio, pero no estaba bien seguro, así que me metí a internet y sí, allí estaba la razón de por que las chachas no le duran a mi mujer. Busqué un maestro carpintero que se llamara Miguel, como el otro Arcángel, para que le cambiara el ángulo a la puerta, pero me dijo que para eso había que tumbar una ventana de la cocina y allí hacer la modificación. “!No importa lo que cueste!” le dije. Pero me di cuenta de que en mi casa los ingenieros del Infonavit pusieron la puerta de servicio a unos metros de la de la entrada y eso no puede ser, porque se sale el Chin de volada, así que mandé poner una barda a la mitad de la cocina aprovechando que el albañil estaba allí. Me sentía secuestrador de Chines, pero el mío ya no saldría nunca. El día que terminaron las adecuaciones, dormí como plácidamente un bebé.
     A la mañana siguiente, cuando me estaba bajando los gallos del cabello frente al espejo para llevar a las niñas al colegio, horrorizado me di cuenta de que no alcanzaba a ver mi aura. ¡A mi! ¡Que siempre me dijeron que yo era un niño Índigo! Salí de la casa de prisa rumbo al colegio para regresar, bañarme, he ir a solucionar eso. Cuando regresé del colegio, mis hijas estaban en la puerta de la casa.
     -¿Por qué se regresaron? –Les pregunté enojado.
     -¡Te fuiste sin nosotras! Cuando le dimos la vuelta a la pared que acabas de poner en la cocina, ¡ya no estabas! -Me respondieron casi a punto de llanto.– ¡Y hoy tenemos exámenes a primera hora!
     -Pues díganle a su madre que las lleve, tengo cosas más importantes que hacer. –Y me metí a bañar.
     En el consultorio me tomaron una foto y me salió que soy Índigo-Violeta. Pregunté si el violeta no era porque mi aura estuviera percudida por los rayos ultravioletas del sol, a causa del adelgazamiento de la capa de ozono, pero me dijeron que no me preocupara, que eso es normal en la gente de mi edad. Investigué y sí, no había nada de que preocuparse. Aun así, desde ese día en lugar de gel, me peino con bloqueador solar FPS-100, me deja ceboso el cabello, pero no me importa, todo es por el bien mío y de mi familia.
     Todo ha cambiado en mi vida y mi familia. El Rafita ya no jugaba al futbol en el jardín de nuestra casa y apesadumbrado se lo hice a ver a mi mujer.
     -¡Pues claro! ¡Ya no tiene jardín, lo quitaste para poner solo flores! -¡Me dijo furiosa!
     -¡Y que quieres que haga mujer! ¡Las puse allí por que son Flores de Bach! ¡Nos tienen que ayudar!
     Desde que anuncié a la familia que el mundo se va a acabar, nadie duerme bien en casa. ¡Pobres! Me dicen que es por la música que oímos de noche y yo estoy en desacuerdo: ¡Es musicoterapia! Mi esposa me dice que está bien, pero que no la ponga a todo volumen toda la noche, y que en lugar de AC/DC, Guns & Roses o Kiss, ponga algo mas tranquilo como Mozart... no le puedo hacer caso, ¡que sabe ella!  Aparte creo que ese tal Mozart canta narcocorridos, y esa música no me gusta.
     De Jesús María, un municipio conurbado de Aguascalientes, siempre me burlaba de su fama de brujos. Hace unos meses fui a comprar gorditas al mercado, ya que íbamos a comer en casa de mi mamá mis hermanos y yo. Pasé por un puesto de hierbas. Me acerqué a mirar unos amuletos que vendía un señor que tenía cara de santo. Me habló con infinita paciencia y de una forma tan paternal, que me conmovió: me vendió uno que contenía un ajo pelado y especias místicas. Cuando me retiraba, me dijo bajito al oído que tenía una joya, pero que esa solo se la vendería a un verdadero “elegido” y me la mostró: Pulsera hecha con material de un cometa con la figura del dios hindú Krishnà.
     -¿Para que sirve?
     -Ésta, hijo mío -¡fíjense!-, sirve para cuidarte de la caída de satélites artificiales.
     Costaba una pequeña fortuna, pero se la compré. Me di cuenta de que el venerable maestro también practica otro tipo de terapia más actual, ya que cuando me retiraba de allí, estalló en una inmensa carcajada. “Risoterapia” sonreí con aires de conocedor. Cuando regresé a casa para presumir mis adquisiciones, se pusieron injustamente furiosos conmigo:
     -¿¡Y las gorditas!?
     Me regresé al mercado y el local de las gorditas estaba cerrado; también el del venerable maestro, me imagino que se fue a recargar una de sus seis chacras. Comimos tostadas con salsa y sal.
     De ese tiempo para acá, mi familia y yo tenemos una basta experiencia en las constelaciones familiares, con lo cual hemos logrado ensanchar y hacer más potente nuestra energía primaria, dejando en casa por lo menos quince portales abiertos a varias unidades astronómicas del universo. Todos en casa traemos unas plantillas con clavos de la reflexología podal. Cada vez que mi mujer piensa en pintarse el cabello, tiene la obligación de preguntar a nuestra maravillosa consejera holística para ver que día es el más adecuado, no vaya a quedarse pelona. Ya no compramos azúcar, en vez de eso junto el contenido de unos veinte frascos de medicamentos homeopáticos diferentes, los machaco y los meto a la azucarera, es una forma saludable de endulzar las cosas... El Rafita se la come a cucharadas.
     De regreso a mi realidad en el coche, vi en el periódico que lo que va a acabar con el mundo es el cometa Elenin, y eso me llena de angustia porque acabo de encerar mi coche.
     Y eso no es todo, por primera vez en mi vida ya compré los regalos de navidad con anticipación; tengo consulta con el traumatólogo a mediados de diciembre para que me revise mi rodilla derecha, si no, no podré jugar más; ya pagué el bufete de la posada del squash en el campestre para ciento veinte personas y ya tengo los premios de la rifa; precisamente el día 12 de noviembre me pagarán $ 472.00 que me deben desde junio, y que me urgen para pagarle al Venerable Chaman que me lee el Tarot, ya le debo tres consultas.
     Anteayer fui a consultar a mi pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que permite a sus fieles el adulterio a condición de que sea entre miembros de la misma congregación (*)) para que me infundiera paz.
     -Pastor, ¡no se puede acabar el mundo tan pronto! –Le dije acongojado.
     Él hizo una mueca de estar enojado por algo, pero inmediatamente soltó también una carcajada y se alejó abrazado de la cintura de una feligresa. Le dio a ella un ramo de flores que la dama se llevó a la nariz para olerlo. “Aromaterapia” pensé y me dio orgullo tener a ese maravilloso guía espiritual de mi lado.
     Y bueno, al parecer ya nada nos ayudará a salir de ésta, solo queda resignarnos y seguir con estos últimos tristes días que nos quedan. Le iba a dejar al Rafita mis balones de futbol, pero me dicen que tiene poco caso, que no va a haber donde jugar… !Pobre niño! La que ya me pidió mi Blackberry es la Marce; ¡desdichada niña! Se lo di, para lo que le va a durar el gusto. La Malusita me pidió permiso para tener novio y también accedí, será un noviazgo corto.
     Los dejo, voy a ver si la naturopata me da un té amargo para endulzar el mal rato que pasaremos dentro de tres días.
     Abur.

(*) Frase de Armando Fuentes Aguirre a. “Catón”


AVISO IMPORTANTE
     Como al mes que empecé a escribir, me vino la idea de tener "invitados" que publicaran algo aquí. Hoy la hago realidad. Nadie de los que invitaré sabe que lo haré hasta que lea la invitación aquí.  Mi intención es que nos animemos a escribir y publicar. Esta semana opté por Lily Ruiz para que el próximo viernes nos regale un escrito.