21 de enero de 2014

La Malusita, la prepa y los camiones.


 
Era el tercero de secundaria, yo no estaba en el colegio Othón por sabe que cosas; había cursado primero y segundo, pero tercero no; pero tenía ahí a Irma López Torres que era mi novia. Yo llegaba a las siete de la mañana por que a esa hora la dejaban allí a ella, y de paso, para ver también a mis amigos de toda la vida. A las 7:45 de la mañana salía raudo a la avenida Carranza a tomar el camión al centro, para llegar a la secundaria Acción Católica, que fue donde me asilé. Normalmente a esa hora el camión no iba lleno, iba atestado, así que nunca pagaba la cuota del pasaje… normalmente iba colgado en el estribo de los camiones agarrado del pasamanos y prácticamente colgando;
¿Arriesgado? Una locura de peligroso. . El regreso sí tenía que pagar pasaje, los camiones no iban llenos.

Para mi fue normal vivir así, entre camiones e incluso pidiendo “aventón” con los amigos cuando íbamos al cine, o a cualquier otro lugar y escaseaban los recursos económicos… o no pasaba el “perimetral”. También lindos tiempos.

La Malusita nuestra hija tiene 16 años y está en la prepa de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, cursará ya el segundo semestre. Hoy se fue a reinscribir sola, ya se maneja sola en camiones y ella hace sus trámites. Posiblemente es normal para cualquier otro papá; y lo fue para mí en mi tiempo, pero el que ella ya haga sus cosas sola, es mucho motivo de orgullo para mí por ella.

Siempre he cérido en la libertad, tanta libertad como sea posible, fundada en los valores que le podamos dar en la familia, creo que es la receta correcta; lo que le pueda pasar a ella o a cualquier otro de nuestros hijos en la calle haciendo sus cosas, ya no depende de nosotros, solo de ellos a su edad y de Dios… pero tienen que vivir.

Aunque estoy con el Jesús en la boca por ésta (ojalá falsa) psicosis de la violencia, la animaré a que salga a hacer sus cosas y que no dependa de nadie, incluso ni de sus padres.


Rafael Arellano Medina.