29 de noviembre de 2011

Recuerdos Cinegéticos

     Pasaba por Pedro Julio a las 5:00 am los domingos y manejábamos hasta nuestro destino. Llegábamos casi al amanecer por un muchachillo de nombre Miguel de unos doce años y nos íbamos los tres hasta el rancho. Armábamos y cuando ya se veía el camino andado (que así se dice), comenzábamos a caminar. Allí todo era quietud y silencio. Caminábamos uno al lado del otro y Miguel atrás de nosotros. Atentos, expectantes, sabiendo que lo que hacíamos muy poca gente lo hace y lo disfruta.
     De pronto pasaban frente de nosotros los motivos a los que habíamos ido allí y comenzaba lo serio.
     ¡PUUUMM!
     No hay nada comparable al olor de la pólvora en la mañana. Mucha gente dice esto y tienen razón. La escopeta de mi papa es una Calibre 12 de bombeo, vieja pero firme, que deja el hombro adolorido a quien se atreve a usarla. Fue de él. La tengo desde que mi papá se fue y ahora es mía y es la que yo usaba. Nadie más la podía usar. La que le prestaba a Pedro es una Browning nueva cal. 12 automática de tres tiros; y la del muchacho una alemana de martillo calibre 410… escopeta de niño.
     La afición por la caza siempre ha estado arraigada a la familia y es algo que también se vive cuando a uno le gusta lo taurino. Mi familia Arellano siempre estuvo ligada a lo cinegético y los Medina a lo taurino… irremediable que yo saliera tan salvaje.
     Hablar de cómo nos iba en la cacería es divertido: siempre son mentiras y exageraciones, así que trataré de ser lo mas objetivo. Son solo anécdotas de algunos momentos que pasaron estando de cacería.

El padre Manzo.
     Con Juan Manzo Coytl, el Padre Manzo, salimos un domingo temprano mi ahora compadre Germán y yo, nos fuimos los tres de “cacería”. Nos llegamos hasta los alrededores de Santa María del Rio, S.L.P. a un charco en el que no llegó casi nada. Llevábamos una estupenda escopeta cuata (de dos tiros con dos cañones) calibre 12 propiedad del padre. Les disparamos a unas cuantas palomas sin lograr bajar ninguna. De regreso al carro del padre yo llevaba el arma, pero íbamos sin trofeos en las manos y casi en la orilla de la carretera, antes se podía hacer eso y no lo acusaban a uno de sicario. Delante de nosotros pasaron raudas unas codornices que se escondieron detrás de una piedra de unos cuarenta centímetros de alto; cargué la escopeta y apuntando, me fui acercando… en cuanto la linda codorniz asomó la cabeza… después le di la escopeta a Germán y fui por el trofeo y seguimos caminando. Cuando alcanzamos al padre, le enseñamos el trofeo.
     -Muy bien, ya valió la pena el día. Ya no disparen, estamos cerca de la carretera. –Nos dijo.
     Pero la escopeta aun tenía un cartucho en la recamara y de pronto que se oye otro disparo… y a un Germán estupefacto. El padre lo mira y sin enojo, viendo la cara de espanto que tenía Germán, le dijo:
     -¿Se te fue el tiro verdad? –German asintió- ¡Pendejo!

El reten y la familia.
     Acá en Aguascalientes había y hay retenes militares de regreso del rancho. La vez que nos tocó que nos parara uno como a las dos de la tarde, la escena fue de divertida. Paramos, y detrás de nosotros, pararon a otros carros. Nos preguntaron si traíamos armas, obviamente contestamos que si. Atrás de nosotros venia una familia con niños como de diez años, a la que también detuvieron de rutina. Nos pidieron que les enseñáramos nuestras armas y que sacáramos nuestros permisos. Los permisos que da el ejército para los cazadores son de transportación, no de portación que no se los dan a nadie, nadie tiene permiso de portar un arma, solo los escoltas. La escopeta de mi papá había que armarla; mientras lo hacía Pedro, yo les mostraba las otras dos que no son desarmables y los permisos. Hubo un momento en que el padre de familia que estaba esperando a que nos liberaran para pasar, por que el reten era de un solo carril, les avisaba a los niños para que vieran, posiblemente por única vez en su vida, armas reales. Los niños tenían unos ojotes como platos viendo la escena.

El culatazo.
     Hubo una vez, que el muchachillo Miguel quiso usar una escopeta calibre 12. Le presté la Browning y le quité dos cartuchos, así no podía disparar mas que un tiro; apuntó a una paloma posada en una rama, disparó y que comienza a sangrar… Miguel, la escopeta le reculó y le dio un golpazo en la nariz que hizo que le saliera sangre y le lloraran los ojos. Ahí nos tienen a Pedro y a mí consolándolo mientras por arriba estábamos riéndonos.

A taparse.
     Estábamos en un pequeño lago artificial y había patos en el centro. Mandamos a Miguel del otro lado para que allá disparara, asustara a los patos y nos los encaminara hacia nosotros. Se fue sigilosamente, salió a descubierto y disparó al aire para arriba… ¡en dirección a nosotros! No había peligro de lastimarnos, a lo más recibiríamos las municiones sin fuerza cuando vinieran de regreso. Ninguna nos pegó, solo se oyeron alrededor de nosotros. Cuando calculamos que todas habían caído, levantamos la vista para ubicar a los patos… Ya iban muy lejos.




I N V I T A D A

     Esta semana me vino a la mente Cynthia Chávez para invitada del blog. Ella, como Lily Ruiz vive en Zacatecas capital. Dice que “trabaja”, si se le puede llamar trabajo a tener contacto permanente con los libros, y por encima de eso… ¡le pagan!

2 comentarios:

  1. Estimado Compadre ...
    Como no recordar esa "cacería" ... mi primera y mi ultima, despues de que se me fue el tiro, recordé que lo mío lo mío ... es comer.

    Lo que me vino a la memoria fue, para variar, la casa de Gustavo, las armas que su Papa tenia a la vista, con llave obviamente, recuerdo una vez que me invito a tirar después de nuestra experiencia con el Padre Manzo, obviamente esta fue negativa, pero bueno, lo recordé.

    De hecho también recuerdo que otra de las razones por las que desistí de tal disciplina fue que intente tirar con esa escopeta cuata, 2 gatillos, claramente me indicaron que solo presionara uno... me dio tal golpe, que quede invitado a no volver a tirar.

    Ojala más adelante, cuando nuestras autoridades normalicen la actividad criminal y no tengamos riesgo, pueda acompañarte en una de estas aventuras deportivas ... como espectador obviamente ... Ole !!!

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  2. Nuevamente es grato leerte, me arrancaste varias carcajadas, felicidades!

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