29 de noviembre de 2011

Recuerdos Cinegéticos

     Pasaba por Pedro Julio a las 5:00 am los domingos y manejábamos hasta nuestro destino. Llegábamos casi al amanecer por un muchachillo de nombre Miguel de unos doce años y nos íbamos los tres hasta el rancho. Armábamos y cuando ya se veía el camino andado (que así se dice), comenzábamos a caminar. Allí todo era quietud y silencio. Caminábamos uno al lado del otro y Miguel atrás de nosotros. Atentos, expectantes, sabiendo que lo que hacíamos muy poca gente lo hace y lo disfruta.
     De pronto pasaban frente de nosotros los motivos a los que habíamos ido allí y comenzaba lo serio.
     ¡PUUUMM!
     No hay nada comparable al olor de la pólvora en la mañana. Mucha gente dice esto y tienen razón. La escopeta de mi papa es una Calibre 12 de bombeo, vieja pero firme, que deja el hombro adolorido a quien se atreve a usarla. Fue de él. La tengo desde que mi papá se fue y ahora es mía y es la que yo usaba. Nadie más la podía usar. La que le prestaba a Pedro es una Browning nueva cal. 12 automática de tres tiros; y la del muchacho una alemana de martillo calibre 410… escopeta de niño.
     La afición por la caza siempre ha estado arraigada a la familia y es algo que también se vive cuando a uno le gusta lo taurino. Mi familia Arellano siempre estuvo ligada a lo cinegético y los Medina a lo taurino… irremediable que yo saliera tan salvaje.
     Hablar de cómo nos iba en la cacería es divertido: siempre son mentiras y exageraciones, así que trataré de ser lo mas objetivo. Son solo anécdotas de algunos momentos que pasaron estando de cacería.

El padre Manzo.
     Con Juan Manzo Coytl, el Padre Manzo, salimos un domingo temprano mi ahora compadre Germán y yo, nos fuimos los tres de “cacería”. Nos llegamos hasta los alrededores de Santa María del Rio, S.L.P. a un charco en el que no llegó casi nada. Llevábamos una estupenda escopeta cuata (de dos tiros con dos cañones) calibre 12 propiedad del padre. Les disparamos a unas cuantas palomas sin lograr bajar ninguna. De regreso al carro del padre yo llevaba el arma, pero íbamos sin trofeos en las manos y casi en la orilla de la carretera, antes se podía hacer eso y no lo acusaban a uno de sicario. Delante de nosotros pasaron raudas unas codornices que se escondieron detrás de una piedra de unos cuarenta centímetros de alto; cargué la escopeta y apuntando, me fui acercando… en cuanto la linda codorniz asomó la cabeza… después le di la escopeta a Germán y fui por el trofeo y seguimos caminando. Cuando alcanzamos al padre, le enseñamos el trofeo.
     -Muy bien, ya valió la pena el día. Ya no disparen, estamos cerca de la carretera. –Nos dijo.
     Pero la escopeta aun tenía un cartucho en la recamara y de pronto que se oye otro disparo… y a un Germán estupefacto. El padre lo mira y sin enojo, viendo la cara de espanto que tenía Germán, le dijo:
     -¿Se te fue el tiro verdad? –German asintió- ¡Pendejo!

El reten y la familia.
     Acá en Aguascalientes había y hay retenes militares de regreso del rancho. La vez que nos tocó que nos parara uno como a las dos de la tarde, la escena fue de divertida. Paramos, y detrás de nosotros, pararon a otros carros. Nos preguntaron si traíamos armas, obviamente contestamos que si. Atrás de nosotros venia una familia con niños como de diez años, a la que también detuvieron de rutina. Nos pidieron que les enseñáramos nuestras armas y que sacáramos nuestros permisos. Los permisos que da el ejército para los cazadores son de transportación, no de portación que no se los dan a nadie, nadie tiene permiso de portar un arma, solo los escoltas. La escopeta de mi papá había que armarla; mientras lo hacía Pedro, yo les mostraba las otras dos que no son desarmables y los permisos. Hubo un momento en que el padre de familia que estaba esperando a que nos liberaran para pasar, por que el reten era de un solo carril, les avisaba a los niños para que vieran, posiblemente por única vez en su vida, armas reales. Los niños tenían unos ojotes como platos viendo la escena.

El culatazo.
     Hubo una vez, que el muchachillo Miguel quiso usar una escopeta calibre 12. Le presté la Browning y le quité dos cartuchos, así no podía disparar mas que un tiro; apuntó a una paloma posada en una rama, disparó y que comienza a sangrar… Miguel, la escopeta le reculó y le dio un golpazo en la nariz que hizo que le saliera sangre y le lloraran los ojos. Ahí nos tienen a Pedro y a mí consolándolo mientras por arriba estábamos riéndonos.

A taparse.
     Estábamos en un pequeño lago artificial y había patos en el centro. Mandamos a Miguel del otro lado para que allá disparara, asustara a los patos y nos los encaminara hacia nosotros. Se fue sigilosamente, salió a descubierto y disparó al aire para arriba… ¡en dirección a nosotros! No había peligro de lastimarnos, a lo más recibiríamos las municiones sin fuerza cuando vinieran de regreso. Ninguna nos pegó, solo se oyeron alrededor de nosotros. Cuando calculamos que todas habían caído, levantamos la vista para ubicar a los patos… Ya iban muy lejos.




I N V I T A D A

     Esta semana me vino a la mente Cynthia Chávez para invitada del blog. Ella, como Lily Ruiz vive en Zacatecas capital. Dice que “trabaja”, si se le puede llamar trabajo a tener contacto permanente con los libros, y por encima de eso… ¡le pagan!

22 de noviembre de 2011

Andando VI ¡A Madrid!

    Salimos de Algeciras rumbo a Jerez de la Frontera. Bonita ciudad, donde están los orígenes de Domecq y Tío Pepe. Allí me tocó ver que unos viejitos le hacían la parada a un autobús. Se acercaron a abordar, y la señora de bastón que iba a subir primero le dijo al chofer.
     -No alcanzo a subir. –Y el chofer bajó el camión neumáticamente. La señora se acercó mas.- ¡No subo! –Le volvió a gritar amablemente.- ¡El chofer ladeo el camión hasta que le quedó una ligera rampa a los señores! Subieron, enderezó el camión, lo levantó de nuevo, y no se movió hasta que TODOS se hubieran sentado. ¡Igualito que en México!
     Llegamos a Chipiona de mañana a visitar a unos amigos, allí estaríamos una noche. Tenían ellos a una niña chiquita que calmó en parte mis ganas de abrazar cuerpecitos. Me fui solo a la playa. También esa playa estaba muy larga del malecón a la orilla del mar. Me explicó el que vendía las Cocas, que en esa parte del Mediterráneo el mar se alejaba por las mañanas, pero que en la tarde la marea subía y quedaba una pequeña franja de playa. La vi y me di cuenta que alguien, en algún momento ¡había construido un corral de piedras que de noche el mar inundaba! ¡Pero que brutos! Me dio pena preguntar y evidenciar la estupidez del dueño. A la mañana siguiente, después de desayunar, fui de nuevo a la playa a tomarle una foto al corral y llegué hasta una de sus paredes. Allí dentro estaba el dueño. Tenía en sus manos una cubeta casi llena de pescados y había otras cinco mas ya llenas cerca de donde yo estaba. ¡Los estaba recogiendo con las manos! La marea alta inunda de agua el corral, cuando la marea baja, deja atrapados a miles de peces dentro de él. ¡El hombre solo camina hasta donde brincan y los mete a las cubetas! ¡Por Dios! Apenado conmigo mismo, le tomé la foto al corral.
     Salimos a Sevilla, de donde son originarios estos amigos. En la noche salimos a “tapear”, estupenda manera de comer de los andaluces. Caminamos y nos metemos a un bar, que allá abundan; en el primero pedimos una cañita (vaso de cerveza) y una tapa de “Jabalí al Whiskey”, comimos, pagamos y nos salimos. Nos llegamos a otro, cañita y tapa de “Tostadas de espárragos verdes”, pagamos y salimos. En cada uno pedíamos la especialidad de la casa y cada tapa es una delicia, y como estábamos caminando, las cervezas no hacían mucho efecto. Total, comidotota y por solo el equivalente a unos $150.00 por persona. Delicioso. Fuimos a ver el Alcázar, la Catedral de Sevilla. Pasamos al barrio de Triana. En “El Mesón de la Infanta”, otro bar, y como dormía solo, me pedí una tapa de ajos descorazonados. En la mañana del día siguiente, nuestro amigo nos dejó solos en su departamento con algunas recomendaciones.
     -Salgan a andar otra vez por donde anduvimos anoche –nos recomienda-, diviértanse y regresen para la siesta.
     Ya había oído que los andaluces son gente perezosa. Evidentemente yo no iba a perder mi tiempo en una siesta.
     Salimos a la avenida de la Argentina y desayunamos unos deliciosos montaditos con un chocolate espeso, ¡calorías para todo el día! Atravesamos el Guadalquivir y llegamos a la Torre del Oro, que alberga a un museo naval y que fue construida en 1220. Nos pasamos a la Plaza de toros de La Maestranza, la más taurina de las plazas en España. Nos fuimos a la Catedral de Sevilla que, como buena antigua mezquita, tiene su patio de los naranjos. Dentro me encuentro con una mega sorpresa: ¡La tumba del histórico Cristóforo Columbus! Fue una linda sorpresa. Subimos a la Giralda, el campanario que mide más de cien metros y alberga a veinticuatro campanas, todas ellas bautizadas cada una con el nombre de algún santo. Salimos y era hora de comer, sentados, esperando un taxi, vimos que el termómetro de la parada del camión marcaba ¡43ºC! Nos quedamos viendo Marcela y yo… ¡A la siesta!
     Dejamos Sevilla rumbo al norte con la idea de pasar por Córdova. Llegamos a media día y nos metimos a la Mezquita Catedral de Córdoba. Uffff mas de dos hectáreas de una antiquísima construcción (¡Casi cinco canchas de futbol reglamentarias!) que inició su construcción hace mas de 1,200 años. Tiene, como buena mezquita, su patio de los naranjos. Es una construcción inmensa en la que prevalece el estilo arábigo, con alrededor de ¡850 columnas! En el centro están las capillas de la parte cristiana.
     Construida después de que los moros le robaron a los cristianos la basílica de San Vicente para destruirla y comenzar a construir su mezquita. ¡Un robo de los moriscos! Durante el Emirato de Córdoba y el Califato de Córdoba, la mezquita logró un esplendor que la colocó como la segunda más grande del mundo, solo detrás de la de La Meca. Pequeño detalle, la “qibla” u orientación con respecto a La Meca esta equivocada, por lo que desde entonces quedó imposibilitada para el Salat, que son las cinco oraciones que los musulmanes tiene que hacer diariamente. Casi cinco siglos después, paso a ser la Catedral de la Asunción de Nuestra Señora a manos del reino español… ¡Un robo de los cristianos!
     Córdoba es una ciudad de arte por doquier debido a las tres culturas que dejaron huella en ella: romanos, moros y cristianos. Fue una ciudad inmensamente prospera y eso se ve en su mezquita (musulmán), sus templos (cristiano) y en su planeación primitiva (romana). Al igual que Sevilla, Córdoba se abastecía del rio Guadalquivir, que aquí lo cruza un puente de hace 2,000 años que es impresionante… o mas.
     Salimos rumbo a Madrid. Prendo el radio y me entero de que el Atlético de Madrid jugará esa noche en el Vicente Calderón… ¡En tres horas! Las autopistas libres en España son una maravilla, acelero y me mentalizo a llegar al partido ¡Es mi ultima oportunidad de ver futbol en Europa! Marcela se duerme y aprovecho eso, a esta velocidad llegaré a Madrid en unas dos horas y media. Conduzco a casi 170 Km/h. en un estupendo coche. Como casi sé que mi tercer hijo va a ser hombrecito y futbolista, ya me imaginaba contándole esa fantástica experiencia y pensando en eso… que mando el partido al carajo, de que sirve, pensé, jugármela a esta velocidad si es muy probable que nos matemos por un partido mas en mi vida, ya tengo mucho que contarles. Lo oí por la radio, y ganó el Atleti. Llegamos a la capital española de noche a dormir, a la mañana siguiente partimos a la última parte del viaje: Londres, Brujas y Paris.
     Me despierto a las ocho en el mesón y me baño; se mete a bañar Marcela por que iremos a desayunar en el restaurante “Jamaica” de la Puerta del Sol. Prendo la tele y me entero de que la ETA tronó una bomba en estacionamiento de la terminal dos (T2) del aeropuerto de Barajas destrozándolo por completo. Mientras veo las escenas, le pregunto a mi mamá si sabe de qué terminal saldremos a Londres. Sale, revisa los boletos y me dice alarmada.
    -¡A la T2! Y allí también debemos entregar el carro antes de irnos.
     ¡Adiós desayuno! Sacamos las maletas y nos metemos en el estacionamiento de la calle Venecia por el carro y nos vamos a Barajas. Entramos al aeropuerto y lo que esperaba, ¡no hay paso a la T2! Hay un policía grande y panzón y me bajo a preguntarle pensando en que me va a mandar al demonio por la crisis en la que están sumergidos.
     -Amigo, tengo que dejar este carro rentado en la T2 y después abordar a Londres en el viaje de mi vida, ¿Qué hago? –Le dije fingiendo desolación. Y contra lo que me esperaba, me dijo tranquilo y hasta muy amable.
     -Mire, salga a la carretera, busque un teléfono y explíqueles su situación y que le orienten. –Me contestó en un tono cordial y hasta enojado con los de Europcar que ni la debían, poniéndose él en mi lugar. –Ellos le resolverán el problema. Y mire, para que se regrese, atraviésese aquí por el jardín que yo no veré nada. –Me dijo cómplice.
     Salí a la carretera y ahora si iba a mas de 150 Km/h buscando un claro en la carretera para meterme a buscar un teléfono… Y que me rebasa una camioneta de Europcar a 160 Km/h y que le doy a 170 Km/h para ahora yo rebasarla a ella. En el ínterin, le digo a Marcela que me pase la póliza de renta del carro. Cuando rebaso la camioneta, saco los papeles mostrándoselos y con las direccionales me indica que me “orille a la orilla”. Le explico lo mismo a él.
     -Mira, te retornas en el próximo retorno y le das rumbo a Zaragoza, cuando pases Barajas te vuelves a retornar ahora con dirección a Madrid, te metes en donde dice Terminal Aérea de Carga y allí encontraras una bodega de Europcar, ellos te solucionaran todo.
     Me despido agradecido y me subo al carro. Le doy igual, 170 km/h pidiéndole a Dios haber entendido bien… cuando pasa la camioneta de Europcar frente a mi y me pide que la sigua. Feliz yo siguiéndola. Hizo él todo lo que me recomendó y cuando pasaba por las bodegas de su trabajo, solo me señaló con la mano donde debía de meterme. Me metí.
     -Mamá, metete a arreglar todo, deja le doy las gracias al amigo este.
     No hubo oportunidad de hacerlo, en cuanto llegué caminando a la orilla de la bodega, él se estaba marchando. ¡Por Dios! ¡Se desvió de su trabajo solo para que yo no perdiera mi viaje! Le dejé veinte dólares y un escrito de agradecimiento, pero el no se los esperaba, solo ayudó por ayudar. En el mismo carro que llevábamos, nos llevaron a la T1 para que de allí nos fuéramos caminando a los mostradores de la T2. Cuando ya en la T2, el dependiente de Halcón Viajes vio a una pareja corriendo con cara de prisa, se acercó.
     -¿Rafael?
     Le quitó la maleta a mi mamá y corriendo nos llevó… ¡hasta las puertas del avión! Llegamos cinco minutos antes del despegue.
     No perdimos nada, ni tiempo ni maletas. Salimos a Londres a tiempo. Para esta etapa del viaje ya me había dado cuenta de que los españoles saben que su principal industria es el turismo y la miman como miman a su familia. En cosas de turismo y hospitalidad, son simplemente extraordinarios los españoles.


INVITADA.
     El pasado fin de semana largo, tuvimos, mi familia y yo, la fortuna de disfrutar de una parte de nuestro grupo de amigos, faltó Germán y su familia. Estuvimos en San Miguel de Allende con Ángel y los suyos. Y de allí vino la idea de que mi comadre Alicia Núñez tomara el turno de este próximo viernes. Ella es pues, la que me va a hacer el favor de ser mi invitada con una publicación suya.

15 de noviembre de 2011

El cáncer de próstata y Agustín .


ENERO 2010
     Año con año, en invierno, hay promociones en los laboratorios de Aguascalientes para que los hombres se hagan el obligatorio examen de próstata. También incluyen otros exámenes como el de orina, el de glucosa, etc.
    En enero del 2010 tomé la decisión de llevarme a un muy buen amigo que por lo demás, es ranchero y por lo mismo, muy bravo. Sabiendo eso, fui por los envases para el examen general de orina y se los llevé a su esposa la tarde del día anterior. Estos serían a las 7:00 am
     -No le digas nada del frasco hasta en la mañana cuando se despierte, para que pueda dormir bien. –Le dije a ella.
     Llegué a las siete en punto y le pité, ya sabía la que me esperaba… y pasó. Salió de su casa hecho un energúmeno, realmente muy enojado.
     -¡Pinche Rafita hijo de la Chin…! ¡Me la hiciste cabrón! ¡Ya sabes que a mi estas pendejadas no me gustan infeliz!
     -Ya Agustín, no me regañes, es por tu bien. –Le decía yo riéndome divertidísimo a pesar de que realmente él estaba furioso conmigo. Me reí aun más al ver su muestra para el examen de orina… ¡por vergüenza estaba casi vacio!
     -¿De que te ríes hijo de la rechi…? ¡Siquiera di que me salió algo cabrón! ¡Me tardé como diez minutos en el baño para poner eso aquí! ¡Y que digan que les fue bien a estos babosos!
     El trayecto de su casa al laboratorio se siguió igual, yo “disculpándome” con él, y él llenándome de maldiciones y mentadas de madre.
     Por ser en invierno, íbamos perfectamente arropados con nuestras chamarrotas. Llegamos al laboratorio y nos recibió una joven muy amable. Ella percibió de inmediato que mi amigo iba enojado.
     Comenzamos el papeleo.
     -¿Nombre?
     -Rafael Arellano.
     -¿Edad?
     -42
     Se volvió al Agustín.
     -¿Nombre?
     -Agustín Martínez.
     -¿Edad?
     -40
     Y que estallo en una carcajada que hizo que la señorita se asustara y el Agustín me volteara a ver furioso.
     -¡Ahora resulta que eres mas chico que yo! –Le dije.
     -¡A ti te vale madres eso! ¡Y no te metas en lo que no te importa! ¡La señorita me pregunto a mí! Póngale 40 años señorita y no le haga caso a este fulano que no sabe nada.
     -Enséñale tu credencial de elector a la señorita.
     -¡Que te ocupes de tus pinches cosas! Y aparte, ya me acordé de que no la traigo, si no sí se le enseño. –Dijo tranquilo sonriéndole a la señorita.
     -¿Quién pasa primero?
     -Yo amiga. –Dije comenzándome a quitar la chamarra.
     -¿Qué estas haciendo cabrón? ¿Por qué te encueras méndigo? ¿A dónde hay que pasar?
     -Es que el examen importante es el de próstata, y ese lo checan en la sangre.
     Pobre Agustín, el saber que le iban a sacar sangre lo dejó mudo. Pasé al cubículo de toma de muestras donde apenas cabíamos la muchacha y yo. Yo sentado de frente el pasillo en el que estaba Agustín que veia la operación de extracción de sangre. Vio como me ligaban el brazo y me ponían el frio alcohol. No aguantó, mejor se fue a sentar a la sala de espera que estaba contigua a la sala de toma de muestra. La muchacha estaba muy contenta con las escenas que le habíamos regalado Agustín y yo. Me sacó sangre en dos pequeños tubos de ensayo y terminó conmigo. Dolió como duelen las inyecciones, casi nada. Ella se incorporó para salir, pero le hablé bajito para que mi amigo no me oyera.
     -Amiga, no me hagas caso de lo que voy a hacer ahora, ¿ok? –Le dije.
     -Si. –Me contestó alegre. Y que comienzo mi teatro.
     -¡Hay! ¡Deprisa! ¡Hay hay hay! –hice mas de cinco exclamaciones más de un dolor fingido lo más cercanas a la realidad. Ella se tapó la boca para no soltar una carcajada. Al final solté un lastimoso.- ¡Hay güey!
     Salí del cubículo con la mejor cara de dolor que pude hacer y moviendo el brazo para “calmarmelo”. Me senté sin dejar de moverme el algodón frenéticamente.
     -¿Pase Señor?- Se dirigió a Agustín.
     -Vas. Ándale, no es mucho muy doloroso. –había que seguir machacando.
     Él se quitó la chamarra pero no habló. No lo podía hacer. Me imagino que enmudecido pensando lo doloroso que había sido para mí. Se metió. Y que comienza el calvario real. Me acerqué a oír.
     - Permítame señorita. –Le dijo a ella. Lo oí respirar y exhalar- Ándele pues, con cuidadito. ¡Hay! ¡Shhhhh! ¡Hay güey! ¡Rápido, rápido! ¡Hay! ¿Otra? ¡Ándele pues señorita! ¡De prisa!
     Cuando acabaron, la señorita, que se había portado muy profesional, salió rápido del cubículo, le urgía irse a reír lejos de nosotros. Agustín salió.
     -Pinche Rafita, pero me cae que no me la vuelves a hacer, me dolió un chingo, mendigo.
     Ya para entonces, pasado el “trago”, estaba yo otra vez burlón. La señorita regreso ya en su papel de seria.
     -Entonces, para mañana a medio día ya tengo aquí sus resultados por si quieren pasar a recogerlos.
     Al día siguiente yo fui el que pasó por los resultados de los dos: Salimos bien en todo. Se los lleve a su esposa. Le conté todo lo de el día anterior.    
     -Entonces es por eso que trae un moretón de casi todo el codo. –Me dijo riéndose.

ENERO 2011
     Le llevé el frasco a la esposa de Agustín un día antes, como el año anterior. Pasé por él a las 7:00 am, pero ahora iba acompañado de otro amigo al que le dije y accedió sabiendo que es por su bien. Pité. Salió la esposa.
     -¿Qué crees Rafita? Una de las niñas le dijo que habías venido ayer, y hoy se salió desde las seis de la mañana, que su papá le había hablado.
     -¿Le habló?
     -¡Jajajajaj! No.
     Y nos fuimos nosotros solos.
     En el de este año el paquete del antígeno prostático venía con un electrocardiograma, en el cual me salió una afectación cardiaca que contaré mas adelante.

AMIGOS HOMBRES: Mas allá del desmadre que armé con este amigo y de que la situación realmente pasó, es necesario hacernos cada año el examen del antígeno prostático; es estúpido morir por no querer saber si estamos enfermos o no. Ya no es como antes que los doctores usaban guantes de látex y lubricante para explorarnos… ¡y que bueno! Conozco un señor que después de que le hicieron un tacto prostático en la mañana, fue ese mismo día a pedir ocho opiniones diferentes… Y acabó poniéndole un depa al primer doctor que lo exploró. ¡Que fidelidad!
Cuidemos de nosotros mismos.

COLABORACION: Después de ver el éxito del articulo de Lily Ruiz, “La Capilla Sixtina de México”, quedé convencido de que fue un acierto. Seguiré con esto. Solo avisaré al nuevo "colaborador" el martes para que publique el viernes. Éste viernes invito a un amigo que se encuentra lejos y que nos vendrá bien que nos cuente algo: Gerardo González González desde U.S.A.

8 de noviembre de 2011

¡El viernes se acaba el mundo!



     La semana pasada estaba leyendo el diario. Después de leer los horóscopos para saber como me iría ese día, me topé con una noticia me dejó helado:

"EL VIERNES 11-11-11 SE ACABARÁ EL MUNDO."

    ¡En tres días!
     Me entró una angustia que no había sentido desde hace muchos meses y comencé a sudar frio dentro del coche. Ya lo había leído hacía un tiempo, y según yo ya estaba preparado.
     Recuerdo que fui con una terapeuta con ángeles que me prometió contactarme con mi ángel guardián. Me dijo que el mío era el Ángel Anauel. Yo no estaba muy convencido y se lo dije. Mi guardián debía ser el Arcángel Rafael, no un angelucho cualquiera, faltaba más, no por nada era tocayo mío. Me miró condescendiente, me dijo que tenía yo razón, me cobró solo media consulta y me acompañó hasta la puerta del consultorio. Estaba tan convencida de mis razones, que se encerró a meditar sin distracciones porque en cuanto salí, atrancó por dentro la puerta.
     Cuando llegué a mi casa y abrí la puerta, me di cuenta de que ésta apuntaba hacia el noreste y eso no me gustó. Había oído algo de Feng Shui en el radio, pero no estaba bien seguro, así que me metí a internet y sí, allí estaba la razón de por que las chachas no le duran a mi mujer. Busqué un maestro carpintero que se llamara Miguel, como el otro Arcángel, para que le cambiara el ángulo a la puerta, pero me dijo que para eso había que tumbar una ventana de la cocina y allí hacer la modificación. “!No importa lo que cueste!” le dije. Pero me di cuenta de que en mi casa los ingenieros del Infonavit pusieron la puerta de servicio a unos metros de la de la entrada y eso no puede ser, porque se sale el Chin de volada, así que mandé poner una barda a la mitad de la cocina aprovechando que el albañil estaba allí. Me sentía secuestrador de Chines, pero el mío ya no saldría nunca. El día que terminaron las adecuaciones, dormí como plácidamente un bebé.
     A la mañana siguiente, cuando me estaba bajando los gallos del cabello frente al espejo para llevar a las niñas al colegio, horrorizado me di cuenta de que no alcanzaba a ver mi aura. ¡A mi! ¡Que siempre me dijeron que yo era un niño Índigo! Salí de la casa de prisa rumbo al colegio para regresar, bañarme, he ir a solucionar eso. Cuando regresé del colegio, mis hijas estaban en la puerta de la casa.
     -¿Por qué se regresaron? –Les pregunté enojado.
     -¡Te fuiste sin nosotras! Cuando le dimos la vuelta a la pared que acabas de poner en la cocina, ¡ya no estabas! -Me respondieron casi a punto de llanto.– ¡Y hoy tenemos exámenes a primera hora!
     -Pues díganle a su madre que las lleve, tengo cosas más importantes que hacer. –Y me metí a bañar.
     En el consultorio me tomaron una foto y me salió que soy Índigo-Violeta. Pregunté si el violeta no era porque mi aura estuviera percudida por los rayos ultravioletas del sol, a causa del adelgazamiento de la capa de ozono, pero me dijeron que no me preocupara, que eso es normal en la gente de mi edad. Investigué y sí, no había nada de que preocuparse. Aun así, desde ese día en lugar de gel, me peino con bloqueador solar FPS-100, me deja ceboso el cabello, pero no me importa, todo es por el bien mío y de mi familia.
     Todo ha cambiado en mi vida y mi familia. El Rafita ya no jugaba al futbol en el jardín de nuestra casa y apesadumbrado se lo hice a ver a mi mujer.
     -¡Pues claro! ¡Ya no tiene jardín, lo quitaste para poner solo flores! -¡Me dijo furiosa!
     -¡Y que quieres que haga mujer! ¡Las puse allí por que son Flores de Bach! ¡Nos tienen que ayudar!
     Desde que anuncié a la familia que el mundo se va a acabar, nadie duerme bien en casa. ¡Pobres! Me dicen que es por la música que oímos de noche y yo estoy en desacuerdo: ¡Es musicoterapia! Mi esposa me dice que está bien, pero que no la ponga a todo volumen toda la noche, y que en lugar de AC/DC, Guns & Roses o Kiss, ponga algo mas tranquilo como Mozart... no le puedo hacer caso, ¡que sabe ella!  Aparte creo que ese tal Mozart canta narcocorridos, y esa música no me gusta.
     De Jesús María, un municipio conurbado de Aguascalientes, siempre me burlaba de su fama de brujos. Hace unos meses fui a comprar gorditas al mercado, ya que íbamos a comer en casa de mi mamá mis hermanos y yo. Pasé por un puesto de hierbas. Me acerqué a mirar unos amuletos que vendía un señor que tenía cara de santo. Me habló con infinita paciencia y de una forma tan paternal, que me conmovió: me vendió uno que contenía un ajo pelado y especias místicas. Cuando me retiraba, me dijo bajito al oído que tenía una joya, pero que esa solo se la vendería a un verdadero “elegido” y me la mostró: Pulsera hecha con material de un cometa con la figura del dios hindú Krishnà.
     -¿Para que sirve?
     -Ésta, hijo mío -¡fíjense!-, sirve para cuidarte de la caída de satélites artificiales.
     Costaba una pequeña fortuna, pero se la compré. Me di cuenta de que el venerable maestro también practica otro tipo de terapia más actual, ya que cuando me retiraba de allí, estalló en una inmensa carcajada. “Risoterapia” sonreí con aires de conocedor. Cuando regresé a casa para presumir mis adquisiciones, se pusieron injustamente furiosos conmigo:
     -¿¡Y las gorditas!?
     Me regresé al mercado y el local de las gorditas estaba cerrado; también el del venerable maestro, me imagino que se fue a recargar una de sus seis chacras. Comimos tostadas con salsa y sal.
     De ese tiempo para acá, mi familia y yo tenemos una basta experiencia en las constelaciones familiares, con lo cual hemos logrado ensanchar y hacer más potente nuestra energía primaria, dejando en casa por lo menos quince portales abiertos a varias unidades astronómicas del universo. Todos en casa traemos unas plantillas con clavos de la reflexología podal. Cada vez que mi mujer piensa en pintarse el cabello, tiene la obligación de preguntar a nuestra maravillosa consejera holística para ver que día es el más adecuado, no vaya a quedarse pelona. Ya no compramos azúcar, en vez de eso junto el contenido de unos veinte frascos de medicamentos homeopáticos diferentes, los machaco y los meto a la azucarera, es una forma saludable de endulzar las cosas... El Rafita se la come a cucharadas.
     De regreso a mi realidad en el coche, vi en el periódico que lo que va a acabar con el mundo es el cometa Elenin, y eso me llena de angustia porque acabo de encerar mi coche.
     Y eso no es todo, por primera vez en mi vida ya compré los regalos de navidad con anticipación; tengo consulta con el traumatólogo a mediados de diciembre para que me revise mi rodilla derecha, si no, no podré jugar más; ya pagué el bufete de la posada del squash en el campestre para ciento veinte personas y ya tengo los premios de la rifa; precisamente el día 12 de noviembre me pagarán $ 472.00 que me deben desde junio, y que me urgen para pagarle al Venerable Chaman que me lee el Tarot, ya le debo tres consultas.
     Anteayer fui a consultar a mi pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que permite a sus fieles el adulterio a condición de que sea entre miembros de la misma congregación (*)) para que me infundiera paz.
     -Pastor, ¡no se puede acabar el mundo tan pronto! –Le dije acongojado.
     Él hizo una mueca de estar enojado por algo, pero inmediatamente soltó también una carcajada y se alejó abrazado de la cintura de una feligresa. Le dio a ella un ramo de flores que la dama se llevó a la nariz para olerlo. “Aromaterapia” pensé y me dio orgullo tener a ese maravilloso guía espiritual de mi lado.
     Y bueno, al parecer ya nada nos ayudará a salir de ésta, solo queda resignarnos y seguir con estos últimos tristes días que nos quedan. Le iba a dejar al Rafita mis balones de futbol, pero me dicen que tiene poco caso, que no va a haber donde jugar… !Pobre niño! La que ya me pidió mi Blackberry es la Marce; ¡desdichada niña! Se lo di, para lo que le va a durar el gusto. La Malusita me pidió permiso para tener novio y también accedí, será un noviazgo corto.
     Los dejo, voy a ver si la naturopata me da un té amargo para endulzar el mal rato que pasaremos dentro de tres días.
     Abur.

(*) Frase de Armando Fuentes Aguirre a. “Catón”


AVISO IMPORTANTE
     Como al mes que empecé a escribir, me vino la idea de tener "invitados" que publicaran algo aquí. Hoy la hago realidad. Nadie de los que invitaré sabe que lo haré hasta que lea la invitación aquí.  Mi intención es que nos animemos a escribir y publicar. Esta semana opté por Lily Ruiz para que el próximo viernes nos regale un escrito.

1 de noviembre de 2011

Mi padre y noviembre.



     En noviembre se celebra el Día de Muertos; también es el mes en que mi papá cumpliría años el próximo día 20... llegaria a setenta. Llevo ya sin él la mitad de mi vida, y aun ahora soy incapaz de hablar de él por más de unos minutos sin que me afecte... Por eso casi no lo hago. El pasado día del Padre me lo pasé viendo como la mayoría de mis amigos felicitaba a su papá por medio de la red social, para después irse a hacerlo personalmente frente a un asador o en un restaurante, y eso me llenaba de envidia y añoranza. Me puse a escribir algo que de todas maneras él no leería:

“Mi padre murió hace casi 21 años y aun lo pienso a diario. Me prometí no enterrarlo nunca dentro de mi corazón. El intercede ahora por mí ante Él y cuida a mis hijos y esposa. Es posible que a su muerte yo lo haya enaltecido... pero no me importa; solo espero ser el padre que creo que él hubiera sido, y cuando nos encontremos otra vez preguntarle: ¿lo hice bien papá?... Ojalá me diga que si.”

     Recuerdo que lo escribí en partes, estaba concentrado pero me era imposible ver nítidamente la pantalla, sabe por qué. Fue un momento muy intenso, lleno de una enorme pesadumbre.
     Mi vida en lo importante está muy bien. Tengo una linda familia: Mi esposa, un hijo y el sueño de él de siempre: dos niñas.
     Mi religión me llama a tener fe en que nos encontraremos en el mas allá. Siempre he intentado meterme esa idea de mi alma, pero hay algo dentro de mí cabeza que la rebota. Por alguna razón no me he podido convencer de que eso ocurrirá, lo siento imposible.
     Mi padre no era un súper hombre. Murió siendo aun yo soltero, por lo mismo, mientras vivió, lo vi la mayoría de los días de mi vida, pero no lo puedo recordar enojado. Lo recuerdo dándome consejos cuando hacia yo alguna cosa mal. No envejeció, y en mi memoria lo tengo lozano… y se fue casi a la misma edad que tengo ahora. Desde su partida su hogar se convirtió en un caos porque no hubo el amoroso aglutinador. Y eso es una pena.
     Los hombres, en el buen sentido de la palabra, casi no lloramos. No tengo motivos reales con mis seres queridos vivos para hacerlo. Yo no lloro más que cuando hablo de él… o cuando algo me lo recuerda. Soy lector diario, desde hace años, de un columnista que a él le gustaba mucho: Armando Fuentes Aguirre. El 26 de enero del 2006 publicó, en su columna Mirador, algo que me fue imposible leer de corrido:

En sueños se aparecen las amadas sombras. Me miran desde el filo de la nada, y su silencio es la voz de la tristeza.
Son los que ya no son. Desde la noche llegan con su ausencia. Quisiera ir hacia ellos y abrazarlos, pero soy una estatua que se ha olvidado ya de caminar.
No hay olvido. Si lo hubiera nada seria en el mundo. No somos porque pensamos, ni somos porque vivimos. Somos por que recordamos.
En la noche dormida está el recuerdo. Ni tiempo ni destiempo hay para él. Por su camino vuelven los que ya se fueron. Yo no temo a la noche de las sombras; temo a la oscuridad amanecida en que las cosas son. Me duermo con la esperanza de mirar a los que ya no pueden ser mirados.
Y vuelven, vuelven siempre las amadas sombras. Estaré yo con ellas algún día y seré sombra con ellas, y miraré en el sueño a los que duermen y que también alguna vez despertarán.     

     Me queda muy claro que ahora yo soy padre de tres hermosas criaturas y me dedico a vivir mi vida a su lado, tratando de ser un buen guía. Tengo la obligación de ser un amoroso aglutinador, porque ese fue su ejemplo y legado.
     Él y yo fuimos amigos y de esta vida él se fue para siempre… Dios quiera que cuando yo me convierta en sombra también, nos iluminemos los dos y que con un abrazo me haga su hijito otra vez... Dios quiera.

(A Germán, que estuvo conmigo esos días y que estuve con él el día que a él le pasó)