3 de abril de 2012

Guanajuato (Cosas de la vida).

En ese tiempo, a finales del siglo pasado, llegaba yo temprano al hogar los sábados y ya me esperaban las dos Malusitas (mi esposa y mi hija) en el departamento en que vivíamos a unos metros de donde yo trabajaba. La Malusita tendría dos años o menos.
         -¿Qué plan hay para el fin de semana? –Preguntaba yo.
         -Ninguno. –Me respondía mi mujer.
         -Vámonos con los amigos y a visitar a mi suegra.
         -¿A San Luis?
         -No, a Guanajuato.
         El camino lo hacíamos cantando, cosa que a la Malusita le encantaba, era también una niña llena de alegría  y vitalidad que casi no dormía. Llegábamos a Guanajuato. La calle donde tenían su casa Ángel y Alicia era de doble sentido con camellón, pero convertida en circuito, porque terminaba unos metros adelante y había que dar vuelta en “U”. Cuando apenas pasábamos la primera vez buscando un lugar para estacionarnos, yo bajaba el vidrio del carro y lanzaba un singular y personalísimo chiflido, y seguía en la búsqueda de estacionamiento. Después de encontrar lugar, aparecían en las escaleras que llevaban de las casas a la calle, unas cabecitas, con caras entre expectantes y anhelantes, de dos chiquillos de dos y cuatro años.
         -¡Si son mamá! ¡Si son! –Gritaban jubilosos esos pequeños recibidores, clones de sus padres, y esperaban a que su mamá les diera permiso de ir a nuestro encuentro.
         La Malusita, que ya esperaba ese encuentro, corría, con la supervisión de su mamá, al encentro de esas dos entrañables criaturas. El abrazo era como es el abrazo de tres inocentes niños de esas edades: apasionado, amoroso, sin barreras y con gritos de total y entera felicidad. También el abrazo entre Alicia y Malú era muy significativo. Conmigo también, pero poco comparado con el de ellas dos. Ángel por lo general no estaba, seguía en su trabajo, el llegaría a las cinco o seis de la tarde. Nos metíamos a la casa. Yo, con la desvergüenza que me daba estar en una extensión de mi casa, me subía a dormir una siesta a la cama de Angelito; ni mi mujer y mucho menos mi hija me necesitaban en esos momentos, es mas, creo que yo no existía para los tres niños y las dos adultas que estaban abajo, unos jugando y las otra tomado café en agradable tertulia.
         -¡Quiubo Chato! –Saludo también personalísimo de Ángel (revisen su muro de Facebook).
         Y otro tanto de platica los cuatro adultos. Después, a preparar niños para irnos a caminar a eso de pasadas las seis y media de la tarde al delicioso centro de esa ciudad. Cuando salíamos del estacionamiento en el centro, la fiesta entre los tres niños no paraba.
         En el transcurso de los años yendo con ellos, llegamos a conocer bien esa magnifica ciudad.

         Normalmente el viaje terminaba el domingo en el estupendo Jardín Unión, durante muchos años, mi único rincón preferido del mundo, sentados en una mesa de algún restaurante, viendo a los niños jugar en un lugar extremadamente seguro, tomando café nosotros y teniendo como música de fondo la Banda de Estado de Guanajuato tocando en el kiosco del Jardín. Mucho pesar la despedida.
         Momentos indelebles mientras nos dure la vida. Después de esos fines de semana, la vida era mas linda.
         Cosas de la vida. Nuestras escapadas con ellos eran perfectamente egoístas: íbamos para perder nuestro tiempo aprovechando el tiempo. Con el paso de las visitas, se volvió una hermosa locura sin quererlo. Cosas de la vida. Años después, Alicia le comentó a Malú que ella no se olvidaba de que nosotros estuvimos allí, con ellos, presentes, que nunca los dejamos solos; ¡bonita cosa! Nunca fue ese nuestro fin ni objetivo, íbamos por el placer de estar con ellos sin que hubiera más que eso. Las cosas que se hacen con bien, son buenas y sirven para bien. Hoy ellos son nuestros hermanos y nuestros hijos son primos y se siguen queriendo muchísimo… cosas de la vida.

 INVITADOS.
Esta semana retomo las publicaciones de mis amigos. Ya lo tenía desde hace tiempo, pero por culpa solo mía, no había salido. Disculpa Germán, sales esta semana

5 comentarios:

  1. A que inolvidables recuerdos de aquellos ayeres, encantadora ciudad para vivír y ... con extraordinaria compañía!!... que más le pedía uno a la vida en esos momentos!!! no queda más que volver a disfrutarlos recordandolos!!! Así es Chato cosas de la vida!!! saludos un abrazo!!

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  2. Que recuerdos tan agradables e inolvidables... realmente nos llenaban de felicidad en el momento y nos cargaban de energía para seguir adelante. Y que decir de las veces que nos robabas para llevarnos a Aguascalientes y disfrutar de su compañía. Me da un poco de nostalgia pero a la vez alegría recordar a nuestros hijos pequeños y ver como pasa el tiempo, las niñas ya quinceañeras y aquel pequeño niño a partir de mañana se convierte en un mayor de edad!!! Gracias por recordar estos momentos inolvidables!

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  3. La sal que pone sabor a la vida ... difícil tratar de describir esos sentimientos mas que como son, felicidades por esos momentos, los que han sucedido después y lo mejor, que aún está por venir :D ... OLE !!!

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  4. Que padre, me encanto tío!!! Que bonitos recuerdos (aunque estaba muy chiquita si me acuerdo de muchas cosas) Los queremos mucho!!!! :)

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