20 de marzo de 2012

Tengo hiperatrofiado el corazón.

             En el articulo del 15 de noviembre del 2011 titulado “El cáncer de próstata y Agustín”, hablé de una anomalía cardiaca que me detectaron en el electrocardiograma que venía incluido en el paquete de estudios que cada año me hago para revisar el funcionamiento de mi próstata. 
         Siempre he sido muy deportista y creo que eso no es un secreto para nadie. Incluso aun hoy, a mi cuarenta cinco años, creo que estoy sano en lo general, sin dolencias de ningún tipo. De joven intenté jugar futbol profesional, fui de los llamados pero no de los elegidos. En fin. Sin embargo, cuando se juega a esos niveles, el cuerpo duele, y no puedes detenerte, porque hay alguien afuera, calentando la banca, que está esperando a quitarte el puesto que tanto trabajo te costó ganar. Del dolor que hablo, es en recuerdo de un partido en el estadio Plan de San Luis, el Cachorros del Atlético Potosino, equipo en el que yo jugaba en segundo equipo profesional, enfrentaba a los Pumas de la UNAM. En el equipo de los Pumas estaba jugando contra nosotros Alberto García Aspe, jugador de muy mal carácter pero de unas condiciones futbolísticas extraordinarias; lo habían expulsado la semana anterior de 1ª división y en castigo lo mandaron a jugar abajo. En ese partido (y en todos a ese nivel contra esos adversarios) me mandaron a hacerle marca peronsal. Yo recuerdo muy bien que me dolía todo el cuerpo comenzando con los pulmones y el corazón que los sentía estallar… Pero no paraba. (Empatamos y èl no metiò gol)
         Ya retirado de ese sueño, y después de un lapso de solo jugar los domingos, ingresé al squash en mis años 30`s. Comencé en 3ª fuerza dentro de mi club perdiendo torneos y acabé siendo campeón estatal de 2ª fuerza varias veces y ahora miembro de la 1ª fuerza estatal.
         Los torneos estatales de squash en Aguascalientes, por lo general son, los sábados en rondas de grupos, y los domingos semifinales y final, todo en las mañanas. Yo abría el negocio y me lanzaba a jugar, llegaba y le pedía al organizador:
         -Manuelito, ponme un partido ya porque me tengo que regresar al trabajo lo más rápido posible.
         Y me metía con el primero que estaba. Jugábamos mi oponente y yo a tope durante unos cuarenta y cinco minutos. Salía y me iba con Manuel otra vez.
         -Manuelito, dame otro partido, traigo pendiente del trabajo.
         -¡Ah! ¿Ya ahorita Rafa? ¿No descansas un rato?
         -No, no seas malo, pónmelo ya.
       Y me metía otra vez a la cancha con otro jugador a darle otra vez entre 40y 45 minutos a tope. No podía perder (que no quiero decir que nunca perdía). Acabábamos, salíamos y volvía a pedir el tercero y ultimo partido seguido, posiblemente me lo negaban, pero solo por media hora y sorprendidos de que pudiera aguantar ese nivel de desgaste durante casi dos horas y media. Pero lo aguantaba.
         En el electrocardiograma me detectaron Bradicardia sinusal con frecuencia cardiaca de solo 51 pulsaciones por minuto. Yo estaba tranquilo en el examen, hasta que salió mi resultado y el técnico arqueó las cejas. Salió y me vestí. Al otro día que me dieron los resultados, inmediatamente leí los míos y los comparé con los del amigo que había ido conmigo. En el mío decía “Bradicardia sinusal” y en de Carlos no decía nada. Recuerdo que me asusté, me hubiera gustado que tampoco dijeran nada. Llegué a internet a ver que carajos era eso. Total que no pude despejar mis dudas: unas paginas hablaban de salud y otras hablaban de “muerte súbita” en los pacientes con Bradicardia sinusal. No solo no salí de mis dudas, sino que me aquejaron más aun. Ya me imaginaba cargar un garrafón de agua y de repente caerme muerto en el piso. Hice cita con un amigo doctor para la tarde siguiente y esa tarde me fui a jugar squash para calmar mis ansias. Llegó a jugar squash el Dr. Gerardo Macías, miembro también de la 1ª fuerza y le conté mis penas y la cita del día siguiente. Él solo sonrió y me dijo:
         -Ya mañana vas con tu amigo el doctor, ahora vamos a jugar.
         “¿Y si me muero en la cancha?” Pensé.
         Al día siguiente en la cita medica le di mis exámenes al medico. El los analizó todos y me pasó a la cama de exploración. Usó el estetoscopio mientras me preguntaba:
         -¿Haces ejercicio?
         -Sí, squash. –Arqueó las cejas también el infeliz.
         -¿Qué categoría?
         -Primera fuerza.
      Guardó el estetoscopio, me dijo que me abrochara la camisa y que pasara al escritorio.
       -Hay dos tipos de Bradicardia –me explicó-, una es la patológica, una malformación congénita y otra es la que resulta de las modificaciones cardiovasculares producidas por el ejercicio. Las primeras son las mortales, pero no siempre; la segunda es una hipertrofia auto producida por el entrenamiento… Tu tienes la segunda, tienes un corazón fuerte, no tienes nada de que preocuparte. Si la tuya fuera una patología “maligna” ya te hubieras muerto jugando squash en ese nivel. Por eso no te sigo auscultando, no tiene caso. Estate tranquilo y contento, sigue así y por cuestiones cardiológicas, vivirás muchos años. Lo tuyo es un agrandamiento fisiológico del corazón por tu actividad física, o sea, tienes lo que se llama "corazón de atleta".
         Platicando con mi compadre el telefonista, me asombro yo mismo de mis dudas después del examen: si no me había muerto antes, no tenía porque morirme después solo porque me hice el examen y supe que tenía eso, pero así es la mente… ¡A seguir haciendo ejercicio a tope!

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