6 de septiembre de 2011

México 86


     Verano de 1986. El país está vestido de futbol. Los que no sabían nada del deporte, soñaban con que la Selección Mexicana ganaría el campeonato de la FIFA que se celebraba en México. Yo, con mi equipo de siempre: Alemania (¡les juro que nací aquí por culpa de una cigüeña desorientada!). También con la selección de Inglaterra, que es mi segundo equipo de siempre y Uruguay, que tenía mas estrellas en ese momento que el actual Barcelona. Con diecinueve años encima y como la mayoría de la gente de mi edad, vería los cincuenta y dos partidos de futbol en alguna televisión con los amigos… o solo, pero tenía que verlos todos.
     Un día, estaba yo en la casa de la Borrega Alonso platicando, porque en ese entonces andábamos de novios. Sonó el teléfono.
     -Sí Alfredo, ahorita te lo paso. Te habla tu hermano. –Me dijo extrañada.
     -Bueno… ¿Qué?... ¿¡Ha!?... ¿¡Mañana!?... ¡Voy para allá!
     -¿Todo bien?
     -Sí, me dijo mi hermano que habló una tía, que tiene dos boletos para dos partidos del mundial en la capital. Me voy al rato en camión a Aguascalientes y de allí mismo me voy en camión al DF. Nos vemos dentro de tres días, ¿va?
     Ella vivía en Mariano Otero cerca de Tequis y yo por el Colegio Othón; debí de hacer unos cinco minutos, porque corrí como una ágil gaviota, de frente al mar, con el aire acariciando su cara, delicadamente apenas rozando las olas del embravecido mar... (¡Nooo! ¡Alto! El que corrió así fue mi compadre el Minero, en las vacaciones de Vallarta de este año. Ver foto en mi perfil de Facebook de ese suceso.) Perdón. Corrí como alma que sigue el diablo, porque cuando llegué a mi casa, el corazón lo sentía reventar; allí me confirmaron la noticia y me esperaban para llevarme a la Central Camionera. Afortunadamente el trayecto es corto entre ambas ciudades. El de Aguascalientes al DF sí iba a ser largo, pero por la emoción, ni pensaba en eso. En la Central Camionera hidrocálida estaba esperándome mi abuelito Alfredo. Lo saludo y me da cuatro maravillosos boletos.
     -Háblale a tu tía Mary para agradecerle.
     ¡Claro!
     -Tía Mary, gracias por los boletos, no sabes lo contento que estoy, y solo hablaba para… ¿qué? Sí, te hablo en quince minutos.
     -¿Qué pasó? –Preguntó DON Alfredo (Así, DON, con mayúsculas. Extraordinario hombre).
     -No sé, solo me dijo que le hable en quince minutos, pero que aun no compre el boleto al DF.
     Mientras pasaban los minutos, me puse a pensar en que sí valdría la pena pasar la noche en un autobús. Pasaron los quince minutos y llamé.
     -¿Tía? Dime… ¿Que hay un lugar mañana en el avión que sale a las ocho? Muchas gracias Mary, esto es más que un sueño. –Colgué. ¡A dormir en colchón!
     A las siete de la mañana pasaron por mi para ir al aeropuerto. El avión era de ocho plazas he íbamos puros familiares políticos. Llegamos al hangar presidencial, porque en ese tiempo el esposo de mi tía tenía un alto cargo en el gobierno estatal. Me despedí cuando vi que ya me esperaba mi compadre el telefonista con la eterna Combi blanca. Salimos directo al Estadio de Azteca, casa del orgullo nacional, las siempre poderosas Águilas del América (¡Ódienme más!). Allí veríamos el partido México vs Bélgica. Llegamos como una hora antes al estadio, nos había tocado en gayola, hasta arriba (¡pero yo sí fui heee!), salieron los jugadores de los dos equipos a calentar. Se formaron para los himnos nacionales. El de Bélgica primero… chiflidos (vulgar demostración de incivilidad mexicana). Comienza el Himno Nacional Mexicano pero las bocinas fallan y se apagan, los jugadores se dispersan a seguir calentando pero el estadio comienza a cantar a capela ¡110,000 personas! El utilero se mete al campo a decirles a los jugadores que se vuelvan a formar… ¡Impresionante! No sé mi compadre el telefonista, yo tenía los pelos erizados. El partido fue duro, México ganó 2-1 con dos extraños goles de cabeza: el de Quirarte, que se lanzó quien sabe como y metió un golazo y el de Hugo, que como es él, de tanto oler el gol, no recuerdo si él cabeceó o la bola le pegó a él en la cabeza y se metió. En fin, ganamos y a la calle a festejar en una eterna Combi blanca llena de gente que ni conocíamos. ¿Donde? En el Ángel de Reforma.
     Al día siguiente fuimos al Estadio Universitario a ver Argentina vs Corea de Sur. El cielo se cayó en un chubasco que duró casi todo el primer tiempo. Nosotros nos metimos en la porra de los coreanos, gente extraordinariamente amable. “¡Méchico!” Gritaban al querer gritar México con nosotros. Argentina dominó el encuentro ante unos chaparritos coreanos. Dos goles de un señorón del futbol y del mundo Jorge Valdano (¿Ya leyeron si libro “Liderazgo” que escribe al alimón con Juan Mateo? ¡Buenísimo!) y uno de Òscar Ruggeri. Sin embargo, y aunque no metió gol, estaba un jugador que a mi no me acababa de gustar y que fue un torbellino dando un partidazo: Diego Armando Maradona.
     El resto del día fue estar en la amada casa de Santa Mónica con la amada familia mi compadre. Solo buenos recuerdos hay en esa casa con esa familia. Él me llevó a tomar el autobús de regreso a San Luis Potosí cerca de la media noche.
     Yo estaba satisfecho, con diecinueve años encima y como la mayoría de la gente de mi edad, quería ver los cincuenta y dos partidos de futbol en alguna televisión con los amigos, y los iba a ver… pero llevaba dos en el estadio.

3 comentarios:

  1. Compadre ... que fregones tiempos, literalmente me acabas de llevar otra vez a ese encuentro, Mexico ganando 2-1, el regreso, pues ibamos a casa de mi Mama y termino en el Angel con 18 almas en lugar de 2, recuerdo haber llegado al aeropuerto 3 horas antes por la emosion de tenerte ahi y el motivo de la visita.
    Impresionante tambien la descripcion del Compadre Minero ... LITERALMENTE lo volvi a ver con esa gracia que solo el es poseedor.
    Gracias de nuevo por llevarme a esos momentos, OLE !!!

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  2. Buenos tiempos aquellos del 86, me toco la fortuna de ver en el corregidora a Dinamarca vs España! buen partido.................y veo con gusto compadres que les impresiono mi KATA!!!! marinera!!! un afectuoso saludo a ambos!!!!

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  3. Compadre minero no fue Dinamarca-España... fue Dinamarca-Alemania..... yo fui contigo en esa ocasión... no te digo? el ser gaviota te afecta!

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