27 de septiembre de 2011

ANDANDO II

     Salimos temprano de Lourdes, Francia, que está en la mitad de los Pirineos, aun nos quedan al menos tres horas de curvas pronunciadas, subidas y bajadas.
     Llegamos a Touluse, aun en Francia, una ciudad refrescante, llena de jóvenes estudiantes; en plazas públicas, en las calles, en los cafés hay estudiantes. Sí hay cosas que ver allí, La Catedral Saint-Etienne con sus más de mil años de antigüedad; la iglesia de los Jacobinos, con su relajante jardín interior; el impresionante ábside y la torre de San Sernín; pero el extraordinario ambiente juvenil opacó casi todo. ¡Rejuvenecedora! 
     Pasamos muy tangencialmente por Saint Ètienne, porque vamos con la mira puesta en Lyon: La bonita Jean Jaurès, plaza céntrica de la ciudad; Stade de la Mosson, el mini estadio de futbol donde jugó la selección México en el 98 contra Alemania; La estación de ferrocarriles de Châteaucreux. Salimos y no cargamos diesel (el auto era de ese combustible), ya lo hallaremos en el camino, estamos en un país de primer mundo. Avanzamos pero todas las gasolineras están cerradas, por las tardes es autoservicio con tarjeta pre pagada… ¡que no tenemos! En un pueblito casi fantasma, tratamos de que dos personas que llegaron a cargar gasolina nos hicieran el favor, pero ellas traen saldo para gasolina, no para diesel. El interior de Europa en esas fechas se vacía, los europeos toman casi todos vacaciones al mismo tiempo y los hotelitos como los de este pueblo están cerrados, no hay alojamiento en ningún lado. Salgo del poblado y me toca revisión de alcoholímetro, la paso y me estaciono en una colonia a las afueras, cierro ventanas de carro, me pongo la capucha del rompevientos, hago el respaldo para atrás y me acomodo.
     -¿Qué haces? –Pregunta Marcela asustada.
     -Lo único que queda por hacer, dormir.
     -¿Aquí?
     -Aquí.
     En cuanto sale el sol me despierta: yo sí dormí, ella no durmió nada. Nos regresamos al pueblito a esperar que el dueño de la gasolinera abra, mientras nos tomamos un chocolate en un bar de enfrente. Llega el dueño muy sonriente, nos despacha y salimos raudos hacia Lyon.

Lyon, Francia. PLaza Bellecour,
Notre Dame de Fourviere y la antena

     Llegamos a las 9:00 am a Lyon, que es la tercera ciudad más grande de Francia y en comparación a Touluse e igual al pueblito donde “dormimos”, esta vacía. Señorial, elegante, amplia. La Bellecour, la plaza central, está franqueada por los dos palacios, el de Antonin Pinochet y el de Bellecour. En una colina está Notre Dame de Fourviere, basílica menor y símbolo de la ciudad, y al lado… ¡la Torre Eiffel! No, es una antena que emula la obra de Gustave Eiffel, pero de mucho menor tamaño. Como digo, ciudad señorial. Ahí pasamos una merecida noche que comenzó a las 10:00 pm y hasta las 10:00 am. Con un pesar espantoso (yo) por haber perdido tanto tiempo en dormir, salimos a la carretera. Es largo el día, tenemos que visitar Ginebra, Lausana, Berna y llegar a Lucerna a dormir.

Ginebra, Suiza. Reloj Monumntal

     Llegamos a Ginebra, capital de Suiza y del dinero, nos estacionamos cerca de la estación de trenes; mucha gente, que vive aquí, trabaja en Lausana. Es temprano, pero hay algunas personas que llegan rápido en su bicicleta, la dejan junto a cientos más y se van corriendo para no perder el tren… ¡sin ponerle candado a su bicicleta! ¡Solo se bajan, la acomodan y se van! ¡Naaa! ¡Achis! Me acerco a la hilera de bicicletas y ¡no! ¡Ninguna tiene candado! ¡Pero como es posible que sean tan… Civilizados! Sí, lo son hasta la medula. Me meto en el almacén de Rolex, como debe de ser, y compro cinco de mis vicios: Navajas suizas; desde hace décadas, no sé como es vivir sin una navaja deportiva a la cintura. A medio día salimos a Lausana, bordeando el lago Leman que tiene sus orillas completamente sembradas de arboles de olivo; me pongo a pensar en las yermas orillas de nuestras  presas. Pasamos por Lausana y Berna, ciudades aun Suizas. Partimos hacia Lucerna atrasados, pasaremos por dos lagos gemelos, pero ya es casi de noche. Bordeamos el primer lago a las diez de la noche, como es zona de turismo invernal y estamos en verano pues… no hay hoteles abiertos; me comienzo a preparar para dormir oootra vez en el carro. Veo una taberna-hotel abierta con estacionamiento, me bajo y pido hablar con el encargado; me recibe el barman diciéndome que él es el dueño del hotel. Para estos días por necesidad, quien lo dijera, mi inglés está fluido; le explico que no encontramos hotel y le pido su tarifa, me dice que el hotel en esa parte del año esta cerrado y le pido permiso para dormir en su estacionamiento; me mira con unos ojos enormes y me da una tarifa simbólica, le pago.

Alpes Suizos. Hotel donde nos dejaron solos

     -El hotel se quedará solo por la noche –me explica-, cuando se vayan por la mañana, asegúrate de que quede bien cerrado y deposita la llave de tu habitación en el buzón que está afuera.
     ¿Me está dejando a mí y a Marcela solos en el hotel? ¿Solos, solos, solos? ¿Como dueños del hotel? Sí. El hotel es una réplica de la cabaña de madera de Heidi. Desayunamos en Interlaken y nos vamos a Innsbruck, Austria. Bonito. Allí me doy cuenta de que también venden navajas suizas como las que compré en Ginebra, las mismas… a la mitad de precio. De allí, nos vamos a Italia.
     De haber sabido que lo me esperaba en Italia, dejo a un lado, olvidado para siempre, el recorrido desde Lyon hasta Inssbruck.

La Arena, Verona, Italia.

     Llegamos a Verona, tierra celebre por “Romeo y Julieta”. Bueno, por partes. Nada mas entrando a la zona vieja de Verona, nos recibe “La Arena di Verona”, un pequeño anfiteatro que usan para conciertos de opera y actividades culturales al aire libre, tiene como más de 1,900 años, no están alto como el de Roma, pero aun así, es impresionante. El Castello Scaligero del siglo XIV, con su puente sobre río Adigio. Ruinas romanas por doquier. La casa de Julieta, celebre por la mayor historia de amor de la humanidad; allí atrapan en frente de mi a una gitana por ladrona. La Catedral de Verona del año 1187 con su inmenso campanario renacentista… Abrumador. Faltan por describir decenas de puentes, museos e iglesias. La Plaza Erbe, pequeña pero llena de edificios fastuosos. De día Verona es interesante, de noche, impresionante.
     -Mira, allí Malú se tomó un café. –Me dice Marcela señalándome una cafetería antes de volver a entrar e la zona vieja por ultima vez antes de salir hacia el sur de Italia. Me meto y pido uno allí mismo. Comienzo, sin darme cuenta, a extrañar a mis mujeres y mis lugares.
     Tomamos la carretera otra vez, manejo 120 kilómetros y llegamos a Mestre; son las tres de la tarde; seguimos hasta encontrar la entrada a un puente, nos encaminamos en él y comenzamos a atravesar la laguna; el puente mide unos cuatro kilómetros de largo y termina en la entrada de un estacionamiento gigante. Nos preguntan cuanto tiempo estaremos allí, le decimos que unas 24 horas, hacen el cálculo, pagamos y comenzamos a subir en una rampa circular; en cada nivel hay una entrada y hay semáforos que te indican si puedes entrar a ese nivel… nada, nos mandan hasta la azotea. Hasta arriba encontramos un lugar, bajamos las maletas y me acerco a la orilla del estacionamiento a echar una mirada, emocionado veo donde dormiremos: ¡Venecia!

3 comentarios:

  1. La descripción de los lugares, así como las peripecias de las cuales son protagonistas me hacen recordar aquel libro que me recomendaste, definitivamente las fotos ayudan a la imaginación a llevarme a aquellos lugares, solo hace falta el personaje principal que lucha, corre, se esconde, fracasa y triunfa, como bien mencionan por ahi, esperamos a saber como acaba el viaje ...
    Ole!!!

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  2. Me niego a seguir leyendo más travesías Europeas por las siguientes razones:
    1.- Envidia.
    2.- Es el único sueño recurrente que tengo, que me estoy subiendo a un avión con destino a Europa, el problema es que el sueño siempre termina al subirme al avión o cuando estoy en medio del trayecto.

    Por lo demás, creo que erraste la profesión.

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  3. Una pregunta chato! Porque tan apretado el tour!!! yo se que el solo echo de estar un Europa es envidiable...y no te comiste algún platillo tradicional?? el chocolate Suizo?? que tal?? esperamos el final de la faena!

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