18 de octubre de 2011

Andando V. Mediterraneo y Africa

La Torre de Pisa. Campanario.
     Salimos de Roma rumbo al Mar Mediterráneo. Manejando rumbo al norte, la intención es llegar hasta el sur de España, pasarnos a África para después subir hasta Madrid de nuevo, pero para eso íbamos a recorrer 3,200 kilómetros en diez días. Después de manejar 350 kilómetros llegamos a una parada obligadísima: Pisa. En esa ciudad solo seguimos las indicaciones y llegamos fácil. El complejo donde está la torre inclinada es muy grande, tiene un inmenso jardín donde se encuentra la gigantesca Catedral de Pisa con su también inmenso bautisterio. La torre es la mas pequeña de las construcciones, porque es solo el campanario. Cuando me pongo en su base, sí siento que se me viene encima. Después de lo que vimos en Roma, esta es chiquitita. Al igual que la inmensa catedral y el bautisterio, son de mármol de la vecina Carrara . Nos tomamos las fotos de rigor y nos vamos.



Casa de Cristobal Colòn.
Genova.


     La siguiente parada fue Génova, donde vimos una replica de la carabela de Colón y su casa de cuando era niño chiquito (¿?). Dormimos. Allí, me imagino que por cansancio, perdí un reloj que deje olvidado en el hotel. Pasamos a Mónaco, donde nos llegamos al casino. Mónaco es un principado independiente. Todo lujo pero muy pocas cosas que ver o hacer, que no sea jugar en el casino. Foto con Adan y Eva, escultura en el jardín del casino, del escultor colombiano Botero. Frente al casino había automóviles carísimos, yo me acerqué a ver un fabuloso Ferrari, pero estaba un Bugatti, un Saleen, un Mercedes sabe que, coches que ni sabía que existían. Un “depa” allí, de 65 m2 cuesta como nueve millones de pesos mexicanos. Pulcrísimo. Dormimos en Niza y a la mañana siguiente nos paramos en Marsella. Hicimos un recorrido por su Bahía en un pequeño autobús guiado, pero realmente no es muy turístico. Aquí fue donde me di cuenta de que perdí mi reloj, eso hizo que el viaje en esa parte fuera más tedioso. Hablé a Génova al hotel y les pedí que si lo encontraban, me lo mandaran a Madrid; les di la dirección del Hostal. Ese día me propuse llegar hasta Barcelona de una manejada sin parar. Y llegamos, de noche, pero llegamos. Pasaríamos dos noches en esa ciudad, pero el hablar otra vez español me reanimó.

Adan y Eva. Jardin del Casino.
Monaco.

     Barcelona es elegantísima, posiblemente la ciudad más elegante de España. Encontramos hotel cerca de la Diagonal, una avenida que cruza a una ciudad perfectamente planeada en la parte tradicional. Al día siguiente nos fuimos a La Plaza Cataluña desde donde comenzamos a recorrer la Rambla, paseo peatonal desde la Cataluña hasta plaza Portal de la Paz, que es el puerto antiguo y donde está una estatua de Colón apuntando al continente descubierto. Caminando por allí nos encontramos excelentes dibujantes, artistas vagabundos, las antiestéticas estatuillas humanas, florerías, aviarios etc. Pasamos a ver el antiguo Control de Navíos y nos fuimos al puerto viejo. Nos regresamos a la plaza Cataluña por el viejo barrio del Born (¡No conocí Santa María del Mar!) y pasamos a comer frente a la Catedral. Seguimos caminando hasta la Pedrera, edificio histórico construido por Antoni Gaudí que no me gustó, pero que es tradicional. Marcela se metió al Corte Ingles y compró para mí un reloj de material reciclado. Ya de tarde noche estuvimos alrededor de la plaza Cataluña comiendo montaditos y regresando a La Rambla a ver espectáculos callejeros de noche.
     A la mañana siguiente salimos del hotel con la intención de no volver, y mientras Marcela hacia el Check-out, me salí. Al lado del hotel había una tienda de ropa de rebajas. Me metí. Vagando en la tienda sin mucho interés, vi unos pantalones deportivos que me llamaron la atención, los tomé y le pregunte a la señorita por los probadores; me indicó donde. El pantalón, de muy buen diseño, me quedaba un poco grande y flojo, pero no me lo podía ver bien por la cercanía del espejo en el reducido probador. Abro la puertita y me salgo para vérmelo mejor y en eso llega la dependiente.
     -¿Cómo le ha quedado? –Me pregunta.
     -Creo que me queda un poco flojo. –Contesto sinceramente viéndome por adelante y atrás en el espejo.
     -¡No hombre que va! Le ha quedado de maravilla, como tiene buen culo.





     -Déjame lo pienso bien, gracias. –Y me metí de nuevo al probador pensando que el pantalón estaba roto de sabe donde. Mientras me lo quitaba, volteaba a todos lados a ver si veía las cámaras ocultas, pero no vi nada, estaban muy bien camuflajeadas y no, no estaba roto el pantalón. “¡Las cámaras deben estar en el piso!” Pensé. Me salí sin comprar nada y me fui a la esquina a ver revistas. En una de cuidados infantiles decía: “Como limpiarle el culito a tu hijo” y caí en cuenta a que se refería.

Control de Navìo.
Barcelona.

     Salimos y nos fuimos a la Sagrada Familia. Yo no me lo esperaba, porque ni había oído hablar de ella, pero es enorme, y con perdón para los puristas, es caótica, con todo el sello de Gaudí, pero es impresionante. Gaudì es el genio catalán por excelencia, y murió como mueren los grandes: súbitamente: Se fue haciendo para atrás (como yo en el probador) viendo su obra, y no se dio cuenta de que estaba parado en el paso del tranvía… Adiós.
     Llegamos a Granada a media mañana y nos alojamos frente a la Alhambra que visitaremos al día siguiente. Nos fuimos en un tour al barrio gitano, pero todo ficticio, montado para turistas, y a mi los gitanos me caen gordos. Nada que ver. Por la mañana nos metimos a la Alhambra, la joya de la ciudad. Pasamos por el Palacio de los Leones con su fuente; el Patio de Mexuar con sus dos puertas, una al palacio y otra a ninguna parte… por eso de los ladrones. El fantástico patio de los arrayanes con su enrome pila y la gran Torre de Comares lleno de alabanzas escritas en sus paredes. Seguimos al patio de los leones con su fuente. Y de allí nos pasamos al Palacio de Carlos V (No confundir con el chocolate) que desentona del lugar; cuadrado por fuera, redondo en su patio… no feo, pero si fuera de lugar. Y a los jardines del Generalife, la parte más bonita de la Alhambra; fue casa de retiro de los Reyes Musulmanes de Granada que tiene entre otras cosas el patio de Ciprés de la Sultana, los Jardines Altos, el Patios de la Acequia, etc. Todo aquí concordante y de un gusto exquisito que lo llevaron a concederle el titulo de Patrimonio de la Humanidad.

La Sagrada Familia.
Barcelona.

     En Granada ciudad, comimos en El Corte Ingles una riquísima sopa de melón fría (¡a ver Pepina!) y Carpaccio de res. Nos fuimos a la Capilla Real de Granada donde están los sarcófagos de los “Reyes Católicos” Fernando II e Isabel I y Felipe “El Hermoso” y Juana “La Loca” (tampoco confundir con Juan Gabriel, el cantante mexicano). Hay una vibra especial al estar contemplando los ataúdes de estas trascendentales personas.

Sarcofagos de los Rayes Catolicos. (Izquierda.)
Granada.

     De allí condujimos a Algeciras, pasando por Málaga, Marbella y el Peñón de Gibraltar al que no entramos por que Marcela le dio miedo. Algeciras es feo, pero es porque es un puerto. Allí tomaríamos el Ferri que nos llevaría a Marruecos, en África. A la mañana siguiente hice un coraje por que no nos respetaron la reservación para dormir en Tánger, así que solo iríamos y regresaríamos el mismo día, y yo quería pasar una noche en África. Abordamos el ferri a las 7 am. Llegamos a Ceuta, que es la parte española en África y comenzamos el paseo no sin antes ¡entregar nuestros pasaportes! ¡Por Alá! Se mueren de hambre, necesitan las divisas, pero ponen trabas para entrar…. ¡bueno! Carreteras desoladas a diferencia de las carreteras de España, a solo unos kilómetros de allí. Cartelones por todos lados del Rey Mohàmed VI felicitándolo… ¡porque ese día era su cumpleaños! Llegamos a la medina en Tetuán, que es la ciudad antigua, amurallada y más representativa de Marruecos.

     Nos metieron al zoco (mercado).
El patio de los Arrayanes. Granada.
     Hay hombres no muy limpios, sentados y fumando; muchas de las mujeres llevan por lo menos el Hiyab, que les deja la cara libre, pero hay otras, me explican, que llevan el Niqab que solo les deja los ojos descubiertos porque alguna culpa tuvieron (¡como ver a los ojos a un hombre!). En una carnicería veo que una mujer señala un bulto negro que cuelga del techo, el carnicero le da un golpe y queda una pierna de animal roja… ¡estaba cubierta de moscas! Le parte un pedazo, lo envuelve el papel y casi se lo avienta. Aquí no hay nada maquillado para los turistas, este mercado es un cochinero, pero sí es tradicional de Tetuán. Allí comimos en un restaurante de turistas y despùes nos metieron a que nos vendieran alfombras. Ya me iba sintiendo robado por los del tour. Estuvimos como cuatro horas en el zoco. Salimos en el autobús a Tánger… ¡solo a ver la zona hotelera! Tánger es la ciudad más al norte de Marruecos que da al Atlántico. Me paro en la costera y veo una hermosa playa enorme, del malecón a la orilla del mar deben de ser cien metros o màs de arena plana; llena de gente, mitad hombres mitad mujeres: todos ellos en traje de baño, ellas… en Niqab (¡P.M.!). Hay tres españolas en bikini con una perrada de marroquies detrás de ellas, porque las extranjeras sí pueden usar bikini. Las pobres musulmanas, nunca se podrán asolear en la playa (no se si haya solo para mujeres... Playas, porque show no). Pienso en mis tres mujeres en Aguascalientes y me entra la urgencia de salir de este país. A la hora que nos regresan nuestros pasaportes, le agradezco a Alá que no nos hayan respetado la reservación. Llegamos de noche a Algeciras a dormir.
Tanger. Marruecos. Àfrica.

2 comentarios:

  1. Buena faena la de hoy!!! saludos y abrazos a todos por tu rancho! que estén bien!!!

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  2. Me gusto mucho esta publicacion Rafa, insisto, un dia me gustaria conocer la Alhambra, inspiracion de los poetas arabes

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