-¿Vamos
al cine en bola? –le pregunté.
-¡Órale!
–me contestó ella.
Nos pusimos de acuerdo y cuando me vine a dar cuenta, fuimos solos
ella y yo sin proponérnoslo. También sin proponérnoslo seguimos viéndonos más a
menudo y, otra vez, cuando me vine a dar cuenta, ya estaba su nombre escrito en
mi corazón con fuego de forma permanente. Llegó el momento en que para mi solo
había un venturoso camino.
En la Plaza de Armas, frente al Palacio
de Gobierno de San Luis le pedí que fuera mi novia; después de un breve dialogo,
me hizo el favor de aceptarme.
Hoy
es 18 de noviembre; el mismo día del 1995, Malú me hizo el honor y el favor de
casarse conmigo.
El
camino juntos ha sido, para mi, más dulce de lo que hubiera pedido, es más, de
lo que hubiera merecido nunca. Van diecisiete años de casados y aun ahora me
regodeo todas las mañanas acariciándola como se me viene en gana.
Muchos
días, en los que como en todo matrimonio bendecido, hemos pasado de todo y todo
lo hemos llevado de la mejor manera… ella es extraordinaria.
Hago
todo lo que puedo y se hacer, a veces no me alcanza, pero creo que en términos generales,
tenemos un lindo matrimonio.
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