9 de agosto de 2011

¡Cuidado con la serpiente, te va a morder!...

¡Cuidado con la serpiente güey, te va a morder!... –dije sorprendido- ¡Ah! No es una víbora, ¡eres tú!

Calculo que fue hace como treinta y cinco años que supimos de la existencia del otro. Ni nos imaginabamos que íbamos a pasar lo que pasamos. Con él y en su casa fue donde conocí por primera vez los síntomas de estar "ligeramente borrachisimo", para al día siguiente, con la espantosa y aun desconocida resaca, recibir la terrible reprimenda del santísimo padre Manzo (que en gloria esté). Con el tiempo eso se acabó, me refiero a los extraños síntomas del exceso, se volvieron habituales... siempre en su casa. Yo me precio de ser su más cercano confidente, sin contar a Germán, Ángel, Malú, Pilar, Renan... ¡Muy bien! Aceptado, tenía varios, y a todos nos hacia sentir que éramos el más importante. "Pinche Guerejo, ¿quién es mi brother del alma?" preguntaba levantando su cerveza, inmediatamente le respondía ¡YO! levantando la mía, y pensaba, "y Germán, Ángel, Griselda, Alicia...” pero sin envidia, sabiendo que así era ese hombre. También era implacable con quien no quería, pero tampoco se andaba por las ramas; “Mendigo naco del Teacher (también, que en gloria esté), me cae de la ch#@+*da”. En el colegio fue siempre en Cupido, aunque nadie le pidiera serlo. Él fue por el que, en primero de secundaria, conocí a la ahora Cocinera Boxeadora, que en ese entonces llenaba completamente mis ojos; fue en una fiesta en casa de Claudia “La Leona” por el rumbo de donde vivía yo. Fue también el fallido promotor sentimental de la misma “Leona” con mi compadre el minero.

Anécdotas, muchísimas: Una vez, aun solteros, jugamos juntos una final de volibol playero (se juega con solo dos jugadores) en el Campestre de Aguascalientes después de ganar cuatro partidos seguidos, la perdimos; lo curioso es que ni pintábamos para ganar un solo partido. La vez que fuimos a Aguascalientes a ver a la (en aquel tiempo) preciosa Alejandra Avalos y que casi nos cuesta la vida por un imbécil al mando de un Flecha Amarilla. ¡Na! Sería imposible poner las anécdotas en este espacio… y ocioso, ya que al final, son de nosotros. (Principalmente de Él, mi compadre el minero, mi compadre el telefonista, el optometrista y yo). Vinieron alejamientos y acercamientos, pero siempre nos interesábamos por nosotros cinco.

Creo, y lo creo sin temor a equivocarme, que soy la única persona que en un mano a mano, lo he puesto borracho sin yo sufrir daño. Fue en una Feria de San Marcos; algo traía (ajá) que comenzó a beber sus ya acostumbradas turbo, que es tomarse toda la cerveza de la botella en cinco segundos. Como pude, me hice pato y el siguió con cubas, pero el infeliz, salía de un bar tras otro siempre con cuatro bebidas: ¡ándale mí Guerejo, una de hidalgo! (De los que lo conocieron bien, saben a qué me refiero). Unas horas después iba yo por la banqueta con él colgado del lado de la calle. “¡Rafita, Rafita!” decía, se aflojaba y vamos al piso los dos… Así me hizo unas tres veces y acabábamos tirados en el suelo, hasta que lo cambie de lado, yo de lado de la calle y el del lado de la pared, “¡Rafita, Rafita!” Y con mi cuerpo lo prensaba contra el muro. Eran las cinco de la mañana y el infeliz (así decía él) ya estaba despierto a las nueve, platicando con mi mamá, como si ningún exceso hubiera tenido lugar la noche anterior… ¡diciéndole que YO me había emborrachado!

Por él también supe que los papás de uno se pueden morir. Estaba yo jugando mi deporte favorito un domingo, que creo que era rayuela, cuando a la mitad del juego llegó mi papá. ¡Por fin me venía a ver jugar mi papá! Él, viéndome jugar, platicaba con "Vale" nuestro entrenador. En el fútbol (y en cualquier otro deporte) siempre me he roto el alma aunque sea una cascarita; pues ese día que mi gigante por fin había ido a verme, me iba a acabar el corazón para que viera que clase de jugador era su hijo. "¡Arbitro, cambio!" Grito el profe.  "¡Rafa, sales!"... ¡Achis! A mí nunca me han sacado, ¡no me pueden sacar ahora que por fin me vino a ver jugar mi papá!  Me le quedo viendo a Vale con cara de “No mms", pero sí, era yo el que salía. Me tomó del hombro y me dijo: vengo por ti porque se acaba de morir el papá de tu amigo. Me subí al coche asombrado, y me llevaron al funeral, yo iba pensando ¡ya no tiene papá! ¿Podrá sobrevivir a eso? Años después sabría yo que sí es posible vivir después de semejante desgracia.
Ya en la última etapa de su vida le entregué un trabajo literario mío, del que por ahora solo lo tienen unas cuantas personas. Le leí unos capítulos, pero fue imposible terminárselo, me imagino que ahora ya sabe de qué trata y cómo termina. Se vio muy sorprendido cuando lo tuvo en sus manos, preguntándome sorprendido, ¿Tú escribiste esto?

Se fue. Se hizo amada sombra. Se volvió recuerdo, de los recuerdos que sacan una sonrisa. Su partida hizo, como siempre, que sus virtudes se engrandecieran y sus defectos desaparecieran… y se lo merece. Ojala nos lo merezcamos todos nosotros cuando nos toque hacer ese viaje.

El titulo de esta columna viene de algo que pasó en un viaje que hicimos a Torreón, Coahuila, con motivo de la graduación de otro entrañable amigo. Después de varios refrescos y conducir por horas para llegar a aquel destino, hubo la necesidad de hacer una escala “sanitaria”, pero como no llegaríamos a tiempo a una gasolinera que tuviera “sanitarios”, decidimos, como buenos mexicanos, pararnos en la carretera para “aliviarnos”. Cada uno adoptó su poste de la cerca de púas y comenzamos de manera clásica: viendo al horizonte de frente, mano izquierda en la cintura. Ya casi acabado nuestro apuro, le comenté algo, cualquier cosa, y volví la vista hacia él, fue cuando sorprendido ante lo que vi, dejé escapar esa expresión.

10 comentarios:

  1. Parece que fue hace años su partida, y solo van 2 meses, efectivamente una persona que nos hacia sentir a todos especiales, que aparecia para poner el hombro sin siquiera pedirlo, un excelente cupido tambien, lo malo es que nos dejaba solos cuando nuestra basta experiencia no era la suficiente ... que lastima que este espacio es breve, muchas gracias por el martes de hoy ...

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  3. Que agradable es recordar, sobre todo a personas que han formado parte importante en tu vida.

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  4. Gracias por compartir tus anecdotas, recordar es volver a vivir sin duda! Hace mucho tiempo que yo deje el Othon pero siempre tengo recuerdos de todos los que estubieron conmigo en esa etapa de mi vida, sobre todo de el! Me encantaria seguir leyendo tus memorias y todo lo demas que puedas agregar :)
    Gris

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  5. Felicidades por tu columna de hoy, buenos recuerdos de mejores ayeres!!!! saludos Gustavo donde quiera que estés!!

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  6. Si , el era así como lo describes ,
    Gracias por hacerme recordar viejos
    Y buenos tiempos ... Como olvidar
    Esa tardeada !!!
    Felicidades por tus martes !!!
    Estaré al pendiente , saludos

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  7. muy interesante rafita, gracias por compartir tus recuerdos :) carlos roldan

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  8. Todo eso recuerdo

    de un tiempo pasado y perdido

    de lo que en un punto fue y ha sido.

    Porque aunque se guarden las imágenes

    (viejas fotos descoloridas

    archivos sonoros

    películas de sabor añejo)

    es un tiempo que se fue

    es un tiempo ya muerto

    es un tiempo que sólo

    se puede aprehender

    mediante recuerdos.

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  9. Me gustó tu mención de que cuando alguien se va sus virtudes se engrandecen y sus defectos desaparecen La pérdida de un padre es muy triste, yo lo viví a una edad joven. El recuerdo que tengo de Gustavo es de niño, de un pre adolescente muy simpático, muy sonriente.

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